En las primeras horas del lunes fue detenido el policía Franco Micucci, uno de los sospechosos en la investigación que vincula a trece personas en la persecución a los tiros de un móvil de la Bonaerense que provoco la Masacre de San Miguel del Monte, con al menos cuatro muertos.
Por otra parte, durante el fin de semana fue capturado Claudio Martínez, secretario de Seguridad de San Miguel del Monte, y por disposición del fiscal Lisandro Damonte fueron detenidos otros tres efectivos de la fuerza de seguridad provincial por encubrimiento: el teniente Ángel Héctor, el oficial inspector José Manuel Durán y la oficial subayudante Nadia Genaro.
Los oficiales detenidos fueron desafectados de la fuerza la última semana por orden el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo. Siete de los ocho oficiales que habían sido detenidos se negaron a declarar por el hecho ante el fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada 1 de Cañuelas.
Se trata de la ex oficial Melina Blanco, quien se presentó espontáneamente en la fiscalía, y expreso porque participo del procedimiento pero no figuraba en actas porque sus superiores le dijeron que “era nueva”. Desde ese momento, Blanco fue desafectada de la fuerza y quedó detenida.
Entre los policías que no declararon se encuentran el capitán Rubén Alberto García, los oficiales Leonardo Daniel Ecilape y Manuel Monreal y el subayudante Mariano Ibáñez, quienes están acusados de «homicidio doblemente agravado por abuso de su función como miembro de fuerzas policiales y por el empleo de armas de fuego».
A los cuatro se les imputaron los crímenes de Camila López (13), Danilo Sansone (13), Carlos Aníbal Suárez (22) y Gonzalo Domínguez (14), que murieron el lunes último cuando el Fiat Spazio en el que viajaban chocó contra un acoplado de un camión mientras eran perseguidos y atacados a balazos por los efectivos.