«Somos de la villa, pero somos mujeres de carne y hueso que nos merecemos los mismos derechos»

Felicidad Salinas es de la Villa 31 bis en Retiro. Tiene 40 años, dirige un merendero, da apoyo escolar y asesora y acompaña a mujeres que reciben violencia de género.

Es Chiquita, enérgica, la piel marrón y tersa. Sonríe, mientras grita. Dan ganas de compartir con ella la delantera de la gran fila de personas que la siguen, casi cien voluntaries para realizar una jornada. Hay que entrar al barrio y ella es la encargada de guiarnos. Grita y contagia alegría, pero también liderazgo. Nunca es difícil identificar a una líder. Creo que es innato. Quiero decirle que se va a quedar sin voz, pero seguramente se reiría. Nos lleva el lugar donde se realizarán las actividades. Está en todos los detalles porque nació mujer, boliviana y pobre, pero como dice ella no por eso con menos derechos. Su carácter aguerrido genera empatía porque nunca pierde el sentido del humor. 

Feli, Felicidad Salinas tiene cuarenta años. Trabaja desde las siete de la mañana hasta las dos de la tarde en una escuela. Tiene un hijo de quince y una hija de doce. Después de retirar a su hija de la escuela, milita. Es lo que la mueve, su pasión. Dice que lucha por los derechos de las mujeres de su barrio la Villa 31 bis en Retiro.

Su militancia comenzó cuando perdió un embarazo de mellizos. Estaba embarazada de cinco meses “nunca me di cuenta”. El mal trato que recibió por ser extranjera y no tener conocimiento de lo que le había pasado, la hicieron tomar conciencia de que no podía seguir callada y sumisa. Que había sido criada en un ambiente machista pero que eso tenía que cambiar. Que su hija nació en Argentina y que ama a este país pero que ser pobre e inmigrante no es fácil. Fue a raíz de esa experiencia traumática que decidió comenzar a militar por los derechos de las mujeres más vulnerables. 

Hoy Feli pertenece a varias agrupaciones y presta muchísima ayuda junto a sus compañeras. Pertenece a la Organización Barrios de Pie, al Frente de Todos y a Marea Feminismo Popular. Dirige un merendero que le da de comer casi a cincuenta niñes. También dan apoyo escolar. Con sus compañeras tienen una conserjería donde asesoran y acompañan a mujeres que reciben violencia de género. Ella dirige la comuna 1. Pero todo esto era antes de que el coronavirus inundara el mundo

El presidente tomo las medidas necesarias para protegernos. Y la cuarentena repercutió en toda la población en mayor o menor medida. Feli dice que en su barrio es complicado. Tuvieron que suspender el apoyo escolar pero que entregan comida tres veces por semana porque eso no lo pueden interrumpir. Dice que al frente del comedor son todas mujeres, que estudian, trabajan afuera y adentro de su casa. “Siempre somos las mujeres, la situación en el barrio es grave y no podemos dejar a les pibes sin comer”.

Dice que no va a bajar los brazos. Porque ella quiere seguir peleando por los derechos de las mujeres “para poder abrir futuro”. Aunque falten recursos. Aunque una mujer maltratada no se quiera ir de su casa porque tiene cuatro hijos y no cuenta con otra vivienda o un trabajo para poder comer. 

Feli Salinas, sonriente.

 

 

 

“Con la cuarentena somos mamás, hijas, amigas, compañeras y si tenemos parejas somos mamás de esas parejas. Somos de la villa, pero somos mujeres de carne y hueso que nos merecemos los mismos derechos» remata Eli, luego de enviar una foto de su nuevo corte de pelo donde muestra una gran sonrisa. Porque ella nos enseña que las mejores batallas se ganan con fuerza y alegría

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