A media cuadra de Yrigoyen al 2200 y en medio de la vorágine de la Avenida, se encuentra la Unidad Sanitaria N°5. Histórica y comprometida con su barrio.
Es de mañana y nos acercamos a la salita, exactamente en la calle Sargento Cabral 43, para conocer un poco más de este espacio que se ubica en la ciudad de Gerli. Al llegar se la visualiza fácilmente con una fachada nueva, entramos y nos hacen aguardar unos minutos que nos permiten observar el lugar. Todo parece nuevo y aparenta un muy buen cuidado, hay una hilera de asientos que atraviesa el lugar para recibir a los vecinos de todas las edades que se acercan diariamente.
Nos recibe Mónica Ivanoff, la jefa de la unidad sanitaria y nos comienza a contar como fue el origen de este centro de salud que hace más de 30 años funciona en el mismo lugar, pese a las modificaciones edilicias; la última de ellas en el año 2013 que renovó por completo el edificio dejándolo a nuevo. A partir de esas reformas, se inaugura en el año 2014 la Unidad Sanitaria Nº 5 dependiente de la Municipalidad de Avellaneda. Este sitio, funciona como una sala generalista con especialidades básicas como clínica, pediatría, ginecología, enfermería y psicología, exceptuando odontología como sí sucede en otras salitas. Está presidida por una jefa de la unidad sanitaria y los médicos de cada especialidad, turno mañana y turno tarde, que son 15 en total.
Según nos cuenta Mónica, se acercan alrededor de 1000 personas por mes a realizarse controles de todo tipo y agrega que: «La sala es muy concurrida porque también acercan vecinos que tienen obra social pero este lugar lo tienen cerca o enfrente. Cuando vivís en una zona así la gente que está a una cuadra, a dos cuadras, aunque tenga obra social va a venir igual porque es la consulta de urgencia”. Además, de los cambios edilicios, las mejoras fueron más profundas y llevaron a la unidad sanitaria a dejar de ser un centro asistencial y a cambiar su rol, como nos explica la jefa de la unidad: “Después empezó un cambio con otra temática que fue más trabajo comunitario, o sea, que la sala salga a fuera”.
Desde hace 5 años, cambio fue el nombre del futuro y la sala empezó a acercarse al barrio, a entender cuál es el objetivo de este espacio y por ese motivo, se comenzó a trabajar junto a los colegios, centro de jubilados o clubes y a promover campañas de vacunación, entre otras actividades en conjunto. Esto generó que la población se relacione con la unidad sanitaria y dio comienzo a un trabajo colectivo, que permitió a los médicos detectar fácilmente las falencias del barrio, pese a que Mónica destaca que todavía falta generar una labor más en conjunto.
Nos cuenta que para seguir embelleciendo el lugar tienen ganas de convocar a muralistas para llenar de vida y colores una pared muy grande que se encuentra del lado derecho de la puerta de ingreso y que sería interesante que los vecinos puedan ofrecer distintas actividades como ser exposiciones o dar clases de tejido, ya que cuentan con un SUM en el lugar. Es decir, pensar a la unidad sanitaria como un punto referencial del barrio que promueva la prevención de distintas enfermedades pero que a su vez tenga un rol social y cultural de cara al barrio con el fin de fortalecer los lazos con los vecinos y establecer una institución que pueda resolver las distintas problemáticas.