Cuando en uno está sembrada la semilla del compromiso social, es imposible quedarse de brazos cruzados frente a la problemática de la desocupación, así comenzó a florecer la cooperativa “La voluntad”
Hace cuatro meses, estos vecinos se encontraban sin trabajo y previendo un mercado laboral que se flexibilizaba y empeoraba. Empezaron a organizarse entre ellos, amigos algunos y familiares otros, armándose de recursos, combinando la experiencia con las ganas de hacer. Y si alguno tenía experiencia era Roque Palavechino, quien lleva cuarenta años como panadero, quien no solo pone de sí la enseñanza del panificado, sino sus años de militancia y su saber en la política gremial. En los minutos que compartió con #ElNumeral, mientras hacía dos bandejas de facturas, hablábamos de la burocracia sindical, nos explicaba que hace unos cuantos años había ganado las elecciones en el sindicato de panaderos pero que no lo dejaron asumir, aun eso no lo tiro para atrás. Hasta hoy participa de reuniones por la unión política, dice que no le interesa las divisiones internas, “siempre que la pelea sea contra el imperialismo y rigiéndose por la constitución Sanmartiniana”. La cooperativa está formada grupo de hombres y mujeres que se organiza para darle batalla a la crisis inflacionaria y al desempleo, nos demuestra que pese a las adversidades tenemos pueblo y tenemos patria. Una vez que los conocimos a casi todos, nos dimos cuenta que se trata de un grupo integrado, que maneja los mismos conceptos políticos y ciudadanos. Afrontar la crisis, generar fuentes de trabajo y ayudar a los vecinos (dicho sea de paso, mientras se hacia esta entrevista, otros compañeros estaban llevando medialunas como donación, a un merendero de la zona). En lo generacional la brecha va de los veintipico a los setenta y tantos. Todos cumplen un rol: unos producen, otros hacen las compras, las ventas, la atención, la publicidad, etc. Están organizados y con un objetivo claro. Paulo, uno de los trabajadores, nos contaba que aunque le ponen el cuerpo y amor a la cooperativa, hay que trabajar hasta el último minuto, porque hay diez familias que de eso dependen. Es por eso que intentan llegar a la mayor cantidad de puntos de ventas, para que todos los vecinos lleguen a conocer sus productos lo cual consideran fundamental para sustentar el proyecto a largo plazo.
Sabemos que en los últimos meses el costo de vida se incremento y lo que antes era darse un gusto, hoy es darse un lujo. El fin de una cooperativa no es solo crear una fuente de trabajo independiente, sino acercar al vecino productos de calidad a bajo costo. “Vendemos la docena de facturas a $35 pesos por que queremos que la gente pueda seguir dándose ese gusto.” Nos explicaba Paulo, también habla de la colaboración de su hermano Ariel Cabrera quien puso algunas máquinas para que se pueda comenzar con todo esto. En la panadería también se elaboran pre-pizzas, masas secas, budines, tartas, tortas y panes a precios económicos, al por mayor o por menor. Una cooperativa como “La Voluntad” es símbolo de la importancia que tienen la lucha y la organización. Son una familia que comparte valores y convicciones y nos recuerdan lo importante que es creer para crear.