Desde chica escucho a muchos hombres quejarse de que “mi jermu, la bruja, la gorda, mi mujer, etc., me rompe los huevos cuando salgo con mis amigos”. No me pasó lo mismo con las mujeres, excepto contadas excepciones. Por alguna razón, que trato de dilucidar hace rato, está instalado que son los hombres los que disfrutan de sus salidas con amigos y las mujeres las que se quedan en casa rompiéndoles los huevos con a qué hora volvés, con quién estás, cuánto tomaste.
Hay en esto una parte de falsedad y una parte de verdad (que es necesario revertir). La parte de falsedad es clara, y ni debe hacer falta aclararla, pero para partir de una base: las mujeres disfrutamos mucho de salir con amigues, y queremos que nadie nos rompa los ovarios mientras lo hacemos. La parte de verdad, es que en general solemos ser las mujeres las que quedamos en ese lugar de ponernos en policía de los tipos. Y cada vez que pasa, no solo a ellos les rompe los huevos, si no que nosotras nos sentimos tremendamente mal con nosotras mismas. Intuimos que algo no está bien, no para ellos, si no para nosotras.
Antes de seguir, una aclaración: hay muchas mujeres que nunca fueron, son, ni serán así. A ellas mi admiración. Y excluyo también a buena parte de las nuevas generaciones, que intuyo que gracias al cielo ya no vienen seteadas de esa forma. Para el resto de las mortales que sí nos ha pasado: a empezar a deconstruir.
Partamos de la base de que desde niñas todo un inmenso aparato cultural integrado por nuestras familias, juguetes, colegios, medios de comunicación, publicidades, películas, arte… TODO, estuvo al servicio de que aprendamos que tal vez no el único, pero sí nuestro principal objetivo, era encontrar un hombre con quien tener una pareja estable y formar una familia. Para los hombres ese también es un objetivo, pero en general no el principal. Entonces, pienso: no sería descabellado que una vez que estemos encaminadas en ese objetivo, gran parte de nuestra energía emocional y racional se ponga al servicio de conservar lo conseguido. Y no solo de conservarlo, si no de resignar otros lugares donde podríamos haber puesto esa energía, como en hacer otras cosas que nos gusten, o que nos den placer, como salir con nuestras propias amigas. Eso es lo que hacen ellos. Su principal objetivo en esta vida, según lo que esta sociedad les enseñó desde pequeños, no es solo tener una pareja estable, si no sobre todo buscar su realización personal. Entonces claro, las mujeres pasamos a ser las histéricas que hacemos pasar nuestra vida por la de ellos y romperle las pelotas. Ellos son los libres.
Ahora, ¿qué pasaría si se diera vuelta la taba y las mujeres fueran las que salen todo el tiempo con amigas, se emborrachan, vuelven tarde y cuando llegan le dicen al tipo: “no me rompas los ovarios Roberto”?. ¡¡Alerta machirulos!! Más de uno la dejaría «por puta», que lo único que quiere es salir y tomar, y seguro con unas tremendas ganas encubiertas de provocar otros tipos, mirá cómo se viste cuando se va con sus amigas. ¿Cómo una mina así va a ser la madre de sus hijos?
Entonces… ¿Es que nosotras somos por naturaleza o por sentencia divina seres insoportables que nos encanta hacer planteos y no dejar vivir tranquilos a los hombres o será que el machismo nos hace reprimir nuestras realizaciones personales y aferrarnos a la vida de los hombres (la que no podemos tener)?
Lo peor de todo: los grandes machos hacen alarde de esto que llaman “una diferencia entre los hombres y las mujeres”. Ellos son libres y no necesitan de nosotras para pasarla bien, nosotras somos unas pesadas sin vida propia. Y sí, genios. Eso pasa por el machismo, el machismo que sostienen. Entiendan, entendamos, que para dar vuelta esto, es necesario combatir el machismo. ¿Y adivinen qué inventamos las mujeres para combatirlo? El feminismo.
Gracias al feminismo esto está empezando a revertirse. Porque ahora entendimos que lo que nos importa es ser libres y felices. Porque nos vamos despojando de esas infinitas cadenas, infinitos micromachismos. Porque ahora los estamos viendo. Y que no quepa la menor duda de que la mayoría de los machirulos que tildan a las mujeres de pesadas y celosas… esto de las mujeres libres no les va a gustar nada, nada.