«Nos aumentó un 1000% el agua, si nosotros aumentáramos la cuota social un 1000% no queda nadie”
El Numeral viajó a Wilde y entrevistó a la comisión directiva del Club Wilcoop. Conversamos acerca del tarifazo, la función social de los clubes y la pasión que ponen día a día para seguir construyendo igualdad desde los clubes.
¿Quién no pasó alguna tarde de su infancia en el club del barrio? Juntarse con amigos, tomar algo, jugar un picadito o simplemente pasar a saludar y vivir un momento agradable. Pero en los últimos años estos mismos clubes donde nos criamos y que hicieron de segunda casa no la están pasando bien. El aumento en las tarifas, sumado a una merma en el pago de la cuota por parte de los asociados (producto de la crisis económica que sufren los sectores medios y bajos) hacen peligrar la existencia de estas instituciones, y sobre todo hace peligrar lo más preciado que ofrecen: su contención social.
Nos recibieron en el buffet del club: Ricardo (presidente), Daniel (tesorero), Martín (Pro Tesorero), Vanina (Secretaria) y Valeria (encargada del Centro Cultural) y comenzamos a conocerlos un poco más.
¿Cómo nació Wilcoop?
Ricardo: El club se fundó el 9 de Julio de 1960 y se conformo a partir de una cooperativa, por eso se llama Wilcoop. Es el esfuerzo de un montón de vecinos que conformaron la cooperativa de viviendas en principio para hacer el “barrio de los chalecitos”, que se identificaba como el Barrio Gráfico. Todo lo que se hizo se hizo a partir del trabajo de los vecinos. Esto era el campo de deportes de la cooperativa, que luego quiebra y para salvarlo lo fundan como club de barrio. Ahora bien, esto no era un terreno de la cooperativa, era un terreno que estaba designado para hacer una plaza, pero como el terreno se estaba ocupando con viviendas precarias se decidió fundarlo como el Club Wilcoop.
A partir de ahí los vecinos empezaron a conformar las comisiones directivas, al principio había una pequeña casilla que funcionaba como salón y buffet, una cancha de once, una cancha de bochas, la pista al aire libre y nada más. De ahí fuimos creciendo con los impulsos de los ciclos económicos y financieros de la Argentina. Mejores relaciones con el municipio y en otras no tanto, en medida que la relación era buena teníamos más chances de pedirles cosas: subsidios, materiales, recursos para seguir creciendo. Se logró la construcción de la pileta, y luego su cobertura y climatización. Con el intendente Ferraresi tuvimos muy buena relación, le dio mucha importancia a los clubes de barrio, hizo alrededor de 90 tinglados en clubes de Avellaneda. Y nosotros también hemos ayudado al municipio, todos los chicos de colegios estatales hacían la práctica de gimnasia acá totalmente gratuita, nunca pagaron nada.
¿Cuántos chicos vienen al club?
Ricardo: Hasta fines del año 2015 teníamos 1800 socios. Esto varía por las disciplinas y el hincapié que hace la comisión directiva en querer depurar el padrón de socios, para cobrar más o menos regularmente la cuota social y las disciplinas. Porque es muy difícil si vos te dejas estar que te vengan a pagar la cuota. Pero bueno, todo esto comenzó a caer por el costo que significan las tarifas.
¿Tuvieron aumentos bruscos en los servicios?
Ricardo: Para que tengas una idea, el año pasado nos aumentó un 1000% el agua, y si nosotros aumentáramos la cuota social un 1000% no queda nadie. Entonces lo que estamos tratando de hacer es a través del ingreso de concesiones ir actualizando la cuota social y que las disciplinas sigan avanzando. Nosotros tenemos concesionado el buffet, la pileta que en un momento no se pudo afrontar el mantenimiento y una comisión anterior la concesionó por 17 años (aunque no sabemos si es legal un contrato por ese plazo) y concesionamos la cancha de fútbol para hacer las de césped sintético donde hacen gimnasia los colegios, entrenan las chicas de hockey y funciona nuestra escuelita de fútbol. Tenemos quinchos y parrillas para 300 personas, un centro cultural para 150 personas, tenemos un centro de jubilados. Todo esto que hacemos es en función social sin ninguna duda.
¿Hubo aumentos en luz y gas?
Ricardo: Con el aumento de tarifa que se viene ahora estamos hablando también de un 1000% de incremento. Nosotros estamos esperando que entre en vigencia la ley 27098 que se sancionó en el Congreso, la cual asignaba una parte del proyecto nacional para distribuir entre los clubes de barrio, esta ley se sancionó por unanimidad en diputados y senadores, pero lamentablemente el Gobierno no la reglamentó. Y como viene la cosa… no se va a reglamentar. Esto lo que genera es una falta de recursos genuinos que debiéramos tener. Estamos permanentemente tratando de hacer cerrar los números, pero no alcanza. Y no podes actualizar los valores como para que la gente venga a pagarlos.
¿Han tenido contacto con los demás clubes de Avellaneda?
Ricardo: Nosotros hicimos medidas cautelares con el municipio y medidas cautelares desde la Unión de Clubes en su momento. Ahora con la creación del Observatorio Social y Económico, lo que se busca hacer es federalizar una visión de los clubes de barrio, nosotros calculamos que hay 20.000 clubes de barrio en la Argentina. Y como Dios está en todas partes pero atiende en Capital, los recursos llegan de manera dispar. Por eso lo que tratamos de hacer es que la voz del interior llegue y se ponga en marcha esta ley. Hay demandas contra Hector Baldassi en Córdoba, porque utilizando este marco de la ley de clubes entrego un subsidio a un club de golf y a un club de polo.
¿Hubo alguna respuesta por parte del Estado?
Ricardo: Hubo reuniones con el colorado Mac Allister, que es el secretario de deportes, que un principio dependía del Ministerio de Desarrollo y ahora depende directamente de Presidencia. Y dijo que iban a reconocer el 40% de las tarifas de los clubes, uno tenía que mandar al CENARD las facturas que íbamos abonando y que después ese dinero iba a ser reintegrado a una cuenta. El tema es que nosotros no tenemos cuenta porque en su momento hubo una mala administración y nuestras cuentas quedaron embargadas. Así que nunca vamos a poder percibir ningún subsidio ni ninguna ayuda nacional ni provincial.
¿Cómo variaron los importes a pagar de las tarifas?
Valeria: Pasamos de pagar $600 de agua a pagar $6.000. La luz de $4.000 a $12.000 y todo de un día para el otro. Todos números impagables considerando los ingresos que tiene el club. Nosotros tenemos una cuota para grupo familiar de $100, un cadete $60 y los menores $45. Son valores de cuota social de un club de barrio.
Vanina: Y así y todo nos cuesta cobrar. Cuesta mucho que vengan y te paguen todos. Cuando empezás a llamarlos para que abonen la gente no responde a veces.
Valeria: Hubo situaciones en que la gente se daba de baja como socio. Lo primero que achicas son los gastos que pensas que no son necesarios, pero de todas maneras los chicos siguen viniendo al club, están acá, como si fuera una escuela o una guardería. O se borraba toda la familia y dejaban al nene nada más, eso para nosotros económicamente es terrible, es imposible de sostener. La gente lo primero que deja de pagar es el club, que a su vez es lo más barato, no creo que le haga la diferencia. Pero como las facturas de tu casa también llegan con aumento, las familias deciden no pagar la cuota.
Daniel: De todas maneras, la gente que sabemos que está en problemas se la trata de ayudar, los casos puntuales los tenemos en cuenta. No es que se le cierra la puerta y chau.
Valeria: Siempre hubo personas que estuvieron en una mejor situación económica que otras. En el club, al menos desde que estamos nosotros en la comisión, lo primero que se evaluó fue que el 10% de cada actividad si pagaban todos se podía becar. Se becaba a las personas que tenían más necesidades. Pero al no pagar los demás socios era imposible becar a los otros. Ahora lo que nos está pasando es que las actividades terminan en Diciembre y ahí la gente deja de pagar hasta que se reanudan. Eso hace que los veranos sean complicados, y más con este nivel de costo de servicios.
¿Cómo ven la situación hoy del país y de los clubes?
Valeria: Aguantar vamos aguantar siempre. Este es un barrio de trabajadores, el tema es que está cada vez más complicado. Porque la gente no tiene un mango, esa es la realidad. Y cuesta mucho que la gente se comprometa, que venga a dar una mano al club.
Daniel: Cuesta muchos conseguir dirigentes jóvenes que quieran participar del club, para seguir la rueda.
Ricardo: La modernidad trajo que la “caja boba” atrape más a la gente. Cuando éramos chicos no todos teníamos televisor, yo era un pibe que salía del colegio, iba a mi casa tomaba la leche y ya venía al club. hoy eso no pasa. Por eso no tiene mucho de racional el formar parte de la comisión directiva de un club, acá hay mucha pasión. Por eso no nos pueden comparar con un club de primera o una sociedad anónima, esto es otra cosa, acá no hay una búsqueda de la rentabilidad. Todo lo que ingresa acá se vuelve a reinvertir.
¿Piensan que hay algún plan para los clubes de barrio en este Gobierno?
Ricardo: Yo creo que lamentablemente hoy no está dentro del proyecto. Es más, como ha mutado todo este tema de la AFA, está dando vueltas el tema de las sociedades anónimas. Y eso va a traer aparejado que se pueda formar a partir de un club una sociedad anónima que va apuntar a lo que es negocio. Y lo que es negocio seguro sea el fútbol para sacar chicos y llevarlos a un club de primera, un gimnasio de aparatos, hay cadenas de gimnasios que se empezaron a meter en un montón de clubes que han cerrado. Un club de barrio es el ADN del barrio, es la cultura de los barrios, nosotros no pretendemos cambiar eso por tener un gimnasio mejor, o una canchita mejor iluminada.
¿Qué los motiva a seguir dando una mano en el club?
Vanina: Yo soy de Quilmes, y al club no lo conocía. En realidad lo conocía porque estudie en Avellaneda. Mi hijo jugaba en Quilmes, se juntó con unos amigos y se vino a jugar acá. Y desde que empecé a venir al club, me sentí parte y me hicieron sentir bien. Me gustó y por eso me quedé y me comprometí a colaborar en lo que yo podía. Nosotros les dábamos de comer a los nenes después de los partidos, porque había nenes que venían con mala alimentación y comenzamos a cocinar para ellos. Luego me invitaron a formar parte de la comisión y lo hago con mucho gusto, porque lo hacemos para los chicos.
Ricardo: Empezamos a meter deportes que probablemente, alguna vez hubiera sido impensado tenerlos en el club. Hemos hecho una escuelita de hockey, y uno podría decir que la zona «no dá» para ese deporte, pero está funcionando bien, vienen chicas de zonas un poco más carenciadas y lo disfrutan. A mí siempre me quedo una frase de Paenza: “imagínense que todos los chicos tuvieran igual nivel de oportunidades para demostrar sus capacidades, no solamente intelectuales, sino deportivas, artísticas. ¿Qué sería la Argentina?“. Hoy con posibilidades iguales para todos, de tener acceso a la cultura, al deporte, a una carrera universitaria, el hecho de que haya igualdad de oportunidades daría mejores posibilidades a todos.