Hoy: Somos personas
Afortunadamente desde hace unos años la lucha feminista se viene haciendo más masiva. Se puede decir que hoy por hoy empieza a estar mal visto, al menos para una buena parte de la población, decir que el feminismo no debería existir o que el machismo es genial. Sin embargo, esto no implica necesariamente que el concepto del feminismo haya sido entendido. Existe una gran variedad de comentarios que pretenden alinearse a lucha de las mujeres pero que denotan o la incomprensión del tema o una alta necesidad inconsciente de persistir (en el caso de los hombres) en el lugar de privilegio.
El ejemplo más típico, que en general alude a una piba que fue violada, asesinada o golpeada, es que “podría ser tu mamá o tu hermana”. Lo que entiendo que se desprende de esta apreciación es que no hay que violar a las mujeres porque a tu mamá la querés y, como es mujer, le podría pasar a ella. ¿Esto implicaría que no habría que matar a las mujeres o abusar de ellas por el hecho de que la mayoría tienen algún vínculo familiar con otros hombres y a ellos podría afectarles? No se entiende a dónde quieren ir con esto, muchachos. Somos personas. No somos ni su mamá, ni su hermana, ni su abuela, ni sus sobrinas. Somos personas, igual que ustedes. ¿No mereceríamos ser tratadas bien y no ser violadas ni asesinadas por el simple hecho de ser personas?
Hace unos meses vi en un muro de facebook una publicación de un hombre por el día de la mujer que decía “Feliz día, mujeres, qué sería de nosotros sin ustedes”. Me quedé pensando un rato largo en lo que escondía ese pensamiento, que intentaba, no dudo de que con buenas intenciones, ser amable. ¿Será que vinimos a este mundo con el objetivo de ser una herramienta que ayude en su vida? También el hecho de tener que poner ese “nosotros” en la oración… Me sonaba a que el hombre tenía que estar nombrado de alguna forma, tenía que tener el protagonismo de la felicitación. Y al final terminé concluyendo que en definitiva ¿qué me importa lo que sería de su vida sin nosotras?
Todo esto esconde una verdad irrefutable: hay gente, en su mayoría hombres, que entendieron que tienen que «querer» a las mujeres, pero no entendieron, o no quisieron entender, cuáles son las causas de nuestros males. Es muy cómoda la postura de querernos, pero no debe ser evidentemente tan cómoda la postura de resignar los privilegios que un aparato social entero se ocupa de preservarles.
En general me molestó siempre esa mirada de que determinadas cosas “se ponen de moda», como algo negativo. Siempre pensé que una banda que me parecía muy buena era mejor que la escuchara cada vez más gente, o que una lucha que es justa sea abrazada cada vez más masivamente. Es el caso de lo que creo que hoy pasa con el feminismo, y me entiendo parte de ese despertar masivo reciente. A lo que sí tenemos que estar atentos es a este riesgo de convertir el feminismo, el Ni Una Menos, a partir de esta masividad, en un eslogan.
Quien quiera lo mejor para las mujeres tiene, en mi opinión, que partir de la total humildad de entender que toda su vida estuvo atravesada por un modelo patriarcal que debe deconstruir. No basta con no querer que nos maten o nos violen (¿quién podría estar a favor de eso?). No queremos que nos necesiten, ni que nos quieran por ser sus mamás, ni sus hermanas, ni sus amigas. Queremos que sean feministas, es decir, que entiendan que lo mejor para nosotras en definitiva es que seamos iguales. Que seamos personas.