A poco mas de seis años del hecho, en las últimas horas en una audiencia preliminar desarrollada en General Roca (Río Negro), el juez Gastón Martín ha confirmado que el próximo 20 de febrero comenzara el juicio oral y público por la desaparición y muerte del trabajador rural Daniel Solano. El proceso será llevado adelante por la ex Cámara Criminal II de General Roca.
Serán siete los efectivos policiales imputados que estarán entre los acusados, con diferentes grados de participación en el crimen: Sandro Gabriel Berthe, Pablo Federico Bender y Juan Francisco Barrera por vejaciones, privación ilegal de la libertad y desaparición forzada de personas; Pablo Andrés Albarrán Arcamo, Pablo Roberto Quidel y Diego Vicente Cuell, como partícipes necesarios en los mismos delitos; y Héctor César Martínez como partícipe secundario y por “abuso de autoridad”, por haber sido Jefe de la Comisión Investigadora al inicio de la causa, puesto desde el cual obstaculizo la investigación. Todos ellos siguen en funciones.
Daniel Solano era guaraní, miembro de la comunidad Misión Cherenta, y tenía 26 años cuando partió de su Tartagal natal hacia Río Negro en septiembre de 2011, tal como lo hizo los dos años anteriores, para trabajar en la temporada de cosecha de manzanas siendo uno de los mas de 400 trabajadores golondrina que llegan Choele Choel desde el norte del país.
Allí se enfrentó a la explotación y condiciones laborales lindantes con la esclavitud moderna, pero haber recibido junto a sus compañeros 800 de los 1800 pesos que Agrocosecha -empresa tercerizada a cuenta de Univeg Expofrut SA- había prometido fue la gota que rebalso el vaso, y no se quedo callado ante tal estafa. Las represalias no harían esperar.
Poco después, el 5 de noviembre de 2011, fue sacado por la fuerza del boliche Macuba a las tres de la mañana y no se supo más de él. Hay un pacto de silencio que vincula a empresarios frutícolas que sacan provecho del trabajo golondrina, empresarios de la noche, funcionarios de la justicia y las fuerzas de seguridad, y que actuó en complicidad para que nunca se sepa la verdad.
Así como ocurrió con Santiago Maldonado, las fuerzas de seguridad y las empresas de medios hicieron circular versiones de que había sido visto en diversas situaciones y lugares, con el fin de exculpar a los responsables del crimen de desaparición forzada seguida de muerte.
La última palabra la tendrá el cuerpo de Daniel, que aún no ha sido hallado. Mientras tanto, se llevará adelante sin esta evidencia el proceso que debe darle algo de justicia a sus familiares y compañeros, y un mensaje ejemplificador y discipinador a las fuerzas de seguridad involucradas en éste y en otros casos similares de violencia institucional.