Obsolescencia del software: el recurso de las empresas para forzar el cambio de hardware

En nuestra vida electrónica solemos toparnos, más veces de lo pensado y deseado, con la obsolescencia programada. A veces esta se manifiesta en baterías que fueron pensadas para durar un cierto tiempo o en acciones realizadas por la empresa responsable del software, que nos obliga a comprar nuevo hardware para poder seguir usando el producto.

Quienes me hayan leído o escuchado saben que siempre recomiendo usar Software Libre y que no me canso de decir que usar software propietario (o privativo) es regalar el control de tu tecnología. Es decir, depender de lo que la empresa dueña del software que usas decida hacer.

Esto, que a veces no salta a la vista, puede implicar que tengas que comprar una nueva versión sólo para no perder todo tu trabajo existente, o que debas cambiar tu computadora porque la empresa decidió hacerla obsoleta. Esto no es más que un simple ejemplo cotidiano de lo que llamamos obsolescencia programada y que mayormente se asocia al hardware.

Si hacemos memoria es muy probable que nos topemos con alguna escena donde nos hayamos encontrado con un caso de obsolescencia programada del software. Digamos que tenemos una computadora (personal, laboral o de un espacio compartido) que tiene varias aplicaciones que utilizamos en nuestro cotidiano y que cumplen con nuestras necesidades, es decir que funcionan y hacen lo que necesitamos que hagan. En el caso de que sean herramientas de software propietario, por más que suene obvio, es oportuno recordar que nosotros o quien nos brindó el equipo tuvo que pagar para tener un permiso de uso.

proceso de obsolescencia programada

Sucede que, sin que podamos hacer nada, el fabricante de nuestro software propietario saca una nueva versión y nos propone actualizar para tener la última que tenemos. Ahí descubrimos que nuestra computadora deberá ser cambiada porque la nueva versión de software no funciona en ese hardware. En ese momento queda a la vista el plan «consume hasta morir» de la obsolescencia programada.

Podemos decir que aceleran de manera ficticia el fin de la vida útil de un hardware para generar nuevas versiones de software que directamente no funcionan en esos dispositivos y fuerzan su actualización.

Pensemos que quien hace el gasto, en la nueva versión de software y por ende en comprar hardware nuevo para ese software es el Estado. Entonces se estarán utilizando recursos públicos que bien podrían invertirse en desarrollo local para sustentar las arcas de empresas trasnacionales que planifican cambios de versiones.

Si ya usan Software Libre esto que les cuento les puede parecer un cuento chino e incluso es posible que lleguen a pensar que quienes incurren en estos cambios lo hacen porque así lo desean y que una empresa no puede obligarlos. Es que en el mundo del software libre las herramientas se basan en estándares y no en generar usuarios cautivos que se vean obligados a comprar la última versión para no perder todo su trabajo digital.

 

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