«Por su histórico y valiente voto» se lee en la invitación que fue extendida a cada senador y senadora que rechazaron el aborto legal, seguro y gratuito.
Los sectores antiderechos decidieron que en el Salón Illia -Senado de la Nación- el miércoles, 26 de septiembre, a las 12.30 hs se reconociera con un diploma y una placa a cada una de las personas que hicieron posible que la ley, que contaba con media sanción de la Cámara de Diputados, no pudiera ser aprobada.
En un acto posterior, se colocará la placa en la Catedral de CABA para conmemorar y dejar, como una huella de sangre, este hito histórico que negó, una vez más, el derecho a decidir.
«La votación del 8 de agosto trascendió como una fecha histórica porque fue un triunfo de la Argentina y de la Vida (…) contra los intereses internacionales que constantemente amenazan re muerte a nuestra Nación y a nuestra gente»
Sin embargo, pese al orgullo con el que flamean los pañuelos celeste, las perchas y el peregil siguen siendo métodos comunes, en los sectores más vulnerables, para interrumpir embarazos y morir en el intento. Pese a la alegría por el triunfo «de la Vida y la Familia», las muertas en manos de la clandestinidad siguen siendo una moneda corriente y brutal. Pese a los homenajes y los festejos, hay vidas condenadas a la desidia histórica y estatal.
Nadie salvó dos vidas, nadie busca garantizar una educación sexual integral, diversa, inclusiva, científica y laica. Nadie quiere educar, sólo quieren mantener el negociado de la clandestinidad, la criminalización y la ausencia del Estado donde más se lo necesita.