Luego de la impugnación de la candidatura a Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente brasileño que fue encarcelado por un supuesto caso de corrupción y quien lideraba las encuestas en su país, el PT se vio obligado a buscar un nuevo candidato a presidente para su partido. Ante la nueva prohibición, Lula y el PT decidieron que Fernando Haddad sea el candidato y que el lugar de vicepresidente lo ocupe Manuela D’Avila.
Tras conocerse la decisión del Tribunal Electoral de impedirle a Lula Da Silva ser candidato, desde la cárcel de Curitiba, el ex mandatario escribió una carta donde expresó su deseo de que Fernando Haddad sea quien encabece la contienda electoral por la coalición “Brasil Feliz de Nuevo”, que integran el PT (Partido de los Trabajadores), el PCdB (Partido Comunista de Brasil) y el PROS (Partido Republicano del Orden Social).
“Ustedes deben saber ya que los tribunales han prohibido mi candidatura a presidente de la República. En verdad, han prohibido que el pueblo brasileño vote libremente para cambiar la triste realidad del país.”, así comienza la carta que escribió el propio Lula y que fue leída el martes 11 de septiembre en un acto en ese mismo lugar. La ley en la que se basan para excluirlo de los comicios fue creada y sancionada por el gobierno de Lula y que indica que no podrán ser candidatos a cargos electivos aquellos que han sido condenados en segunda instancia, como es su caso.
El candidato
Fernando Haddad de 55 años, afiliado desde 1983 al Partido de los Trabajadores, comenzó su militancia política en el Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sao Paulo. Abogado, con un Master en Economía y recibido de doctor en Filosofía, es actualmente profesor de Ciencias Políticas. Durante la gestión de Lula del 2005 al 2012 fue su ministro de Educación.
Fue el impulsor del Programa Universidad para Todos (ProUni), el cual entregaba becas universitarias a estudiantes de bajos recursos. Además, desarrolló programas de alfabetización para adultos, implementó índices para medir la calidad educativa y llevó a cabo la reformulación del Examen Nacional de Enseñanza Media (Enem) para ingresar a las universidades y el programa antidiscriminatorio “Brasil Sin Homofobia”, entre otros.
En 2012, aún siendo ministro de Educación de Dilma Rousseff, ganó las elecciones para alcalde de Sao Paulo donde gobernó hasta el 2016, tras no conseguir la reelección.
Desde la encarcelación de Lula, Haddad fue designado como coordinador de su programa de gobierno para los sufragios de octubre próximo y era el vicepresidente designado en la fórmula junto al ex mandatario brasileño. Ahora quien acompañará al nuevo candidato del PT en las elecciones será Manuela D’Avila del PCdB.
Hacia la contienda electoral
Son varios los candidatos para estas próximas elecciones y se cree que se definirá el futuro presidente de Brasil por balotaje. De no llegar ninguno a ganar en primera vuelta, los comicios para elegir entre los dos candidatos más votados serán el 28 de octubre del corriente año.
El candidato que lidera las encuestas, según Ibope, con un aproximado 27% de intención de voto es Jair Bolsonaro, el político de extrema derecha y capitán retirado que cobró más visibilidad en las últimas semanas, luego ser atacado por un fanático en el medio de una manifestación, pese a que trascendieron distintas versiones que desmintieron lo ocurrido.
También es quien más rechazo genera, por sus declaraciones homofóbicas y machistas. Las mujeres organizaron el movimiento llamado “Mujeres Unidas contra Bolsonaro” y realizaron una multitudinaria marcha el sábado 29 de septiembre, a tan sólo 8 días de las elecciones.
Haddad tiene el enorme desafío de conseguir ese 40% de intención de voto que tenía Lula antes de que finalmente impidieran su candidatura. Desde la coalición “Brasil Feliz de Nuevo”, han ideado una ingeniosa campaña en video donde a través del humor intentan hacer conocido el apellido de Haddad y a su vez, relacionarlo a la figura del ex presidente.
La campaña de transferencia parece que fue dando sus frutos, ya que desde que fue presentado como el candidado de Lula pasó de un 3% de intención de votos a un 22% en los últimos días. A esto se le suma que en las últimas horas se conoció que el Supremo Tribunal Federal finalmente autorizó a Lula Da Silva a poder dar entrevistas desde la cárcel. De esta manera, y luego de casi 6 meses de prohibirle aparecer mediáticamente, Da Silva intentará transferir votos a Fernando Haddad.
En la contienda también se encuentran dos ex ministros de la gestión de Lula Da Silva, la ecologista Marina Silva y el laborista Ciro Gomez, además del socialdemócrata, Geraldo Alckmin.
«Nosotros ya somos millones de Lulas y, de hoy en adelante, Fernando Haddad será Lula para millones de brasileños«, sentenció Lula en la misiva enviada a sus seguidores donde anunció quién sería su sucesor para las elecciones de octubre. Ahora queda en manos de Haddad demostrar que es lo suficientemente leal al ex presidente brasileño como para sucederlo y recuperar la paz social en un Brasil convulsionado política, social y económicamente.