Eguillor tiene 24 años. Vive en San Telmo y el pasado 15 de noviembre violentó sexual y físicamente a una joven. La causa en su contra, por ahora, está caratulada como «averiguación de delito» y está a cargo de Alicia Lermini, del Juzgado N° 48.
Recientemente, en el aeropuerto, fue detenido por personal de las fuerzas de seguridad. Para“salvar su situación”, rogó por su madre, la fiscal Martínez Castro.
¿Qué ocurrió el 15 de noviembre?
La víctima declaró que Rodrigo quiso tener relaciones sexuales sin preservativo y, al negarse, él la empezó a insultar. Le ofreció fumar marihuana, le dijo que no. Ella empezó a sentirse incomoda y pidió irse, pero él le dijo que no podía porque tenía una sola llave y se la había llevado un amigo.
La violencia aumentó y ella apeló a salir por el único lugar que tenía a su alcance: el balcón. Él, después de obligarla a apagar el celular (ella envió su ubicación antes), se puso más agresivo. Cuando quiso saltar por la ventana -no quería suicidarse, quería escapar de una situación de abuso- él la agarró del cuello y forcejeó hasta meterla adentro del departamento, otra vez.
Al ver esta situación, la policía (que ya estaba en la puerta) decidió ingresar.
No quedó sólo en un episodio de violencia, sino en una denuncia judicial y social. Tras el revuelo que se generó en redes sociales, el pibe que se mueve por «Recoleta, Palermo, Pilar o Canning» quiso aclarar su situación y lo hizo, lo hizo muy bien.
Entre algunas de las declaraciones que hizo en su primer vivo de Instagram dijo:
«Si, la agarré del cuello. Feminazi, feminazi con el pañuelito, son unas mogólicas. Si yo no estaba ahí, la mina moría. Es más, si era un tipito de ustedes, las larvas con cero músculo, la piba se moría. La piba iba al gimnasio, tenía buen orto.«
Después alegó que él había sido víctima de una mentira: «La piba me mintió y me decía que vivía en San Telmo. Cuando leí la causa vivía en Ituzaingó. Era una negra que me quería sacar… bah, no, que me quiere sacar toda la guita.»
“Yo me garcho modelos, me cojo travas, ¿entendés? Todo me va bien”
- “Nunca en mi vida le levanté la mano a una mina. Nunca, es más, nunca tuve un problema. (…) Esta mina, ves el perfil y es un gato man, es un gato. Con el mayor de los respetos, eh. Y ustedes saben, hay varios tipos de minas y no estoy prejuzgando. No digan que estoy cosificando, ni nada. Ustedes saben “las minas de bien”. Y tampoco decir “minas de Recoleta, pilar, Palermo, Canning, por donde me muevo”.
- “Siempre fui un pibe de bien, de familia de bien. Tipo, nada, viví toda mi vida en Canning, ahora vivo en Pilar”.
- “Si vos me decís, che loco soy un pibe, un rarito… Un chabon que no tiene facha ni nada que necesito violarme minas, ahí, bueno está bien”.
- “Nunca violé, nunca le pegué. Maltraté verbalmente, sí. Lastimé a mis ex novias, sí. A todas. Si, eso lo admito, las lastimé emocionamente”.
- “Mirá si, a ver, ¿Me ven cara de violador? Claramente no”.
Y en otro de sus videos, después de citar a Santo Tomás de Aquino, dijo: “Mirá si yo voy a necesitar con esta baby face violarme una mina, encima a esa mina”.
Lo más grave de sus hechos y declaraciones
Simplifica lisa y llanamente la impunidad machista. En una sola persona vemos lo que significa vivir en una situación permanente de asimetría de poder, de reproducción de relaciones desiguales y violentas. Eguillor es todos los hombres que se niegan a usar un preservativo.
Eguillor es todos los hombres que se enojan y te tratan mal si no querés tener relaciones sexuales, representa todos los hombres que te fuerzan y violan cuando no querés o no tenés ganas de estar con ellos.
Eguillor es todos los hombres que nos insultan para sentirse poderosos, es todos los hombres que alegan que «no hay pruebas» y culpabiliza a la víctima. Eguillor es todos los hombres que apelan a su masculinidad para decirte que «si él te viola, te está haciendo un favor». Es todos los machos que no se identifican con él porque es un cheto, un estereotipo de pibe que responde económicamente a sus padres y que no obedece reglas porque él las impone.
Eguillor simplifica la cultura de la violación. Y simplifica, una vez más, que el machismo nos atraviesa a todos.
Y, sobre todo, a nosotras.