“El aumento generalizado de precios, en especial de servicios públicos, tiene impacto directo en aquellos bienes cuyo proceso industrial utiliza dichos insumos. Por ejemplo, la pasta celulosa y el papel se realizan consumiendo grandes cantidades de energía. Por eso, los cuadernos y las hojas para la escritura están dentro de los bienes que más aumentaron. Lo mismo que las ediciones e impresiones de libros”, evalúa el informe realizado por el equipo de economistas de Economía UNDAV.
En función a estos números, importa la evolución del poder adquisitivo: comparando el valor de la canasta escolar con medidas indicativas de ingresos como el salario mínimo, se observa un deterioro acumulado en los tres últimos años del 39% y del 16,2% en el último año.
Así, con un SMVM se podían adquirir hasta 6,2 canastas a inicios del ciclo lectivo 2016, mientras que actualmente alcanza para 3,8 canastas escolares y, en igual sentido, el deterioro acumulado en el poder adquisitivo de las transferencias por AUH y Progresar fue del orden del 29,0% y del 54,6%, respectivamente.
Por último, el informe de UNDAV concluye que en los últimos dos años los gastos relativos a la educación aumentaron casi 9 puntos por encima del promedio de inflación general.
“El incremento de la canasta tiene lugar en un escenario de aumento generalizado de precios, en donde los consumidores tienen que resignar cada vez más calidad de bienes para mantener cierto nivel de consumo. Por eso, es muy importante garantizar el acceso a la canasta de bienes para el ciclo lectivo, ya que una canasta de precios elevada puede influir en la deserción escolar de sectores económicos en situación de vulnerabilidad, que ahora deben soportar otros incrementos de precios como transporte y servicios”, remarca el estudio universitario