Si se remonta el análisis hasta inicios de 2016 la caída del salario real en la educación inicial se encuentra una merma agregada del 14,5%, en la universitaria del 17,2% y en el segmento de investigación de alto nivel, un 17,5%.
“El interés manifiesto del Poder Ejecutivo de propender al objetivo de reducción del gasto público por medio de la licuación en el gasto por salarios estatales está íntimamente ligado con la espiralización del conflicto. El rasgo central de las rigideces, por tanto, se vincula con propuestas de ajuste del convenio colectivo sectorial muy por debajo de la inflación (actual y esperada). En los últimos dos años, además, pesa el condimento de la no aplicación de cláusula gatillo, que permitió durante 2017 mantener relativamente a la par ambas variables económicas”, explica el el informe realizado por el equipo de economistas de Economía UNDAV.
Los principales números que se desprenden del informe, dan cuenta de una caída pronunciada en el poder adquisitivo de los diferentes convenios, donde sólo en 2018 las y los docentes de educación inicial perdieron un 10,6% contra la inflación; quienes se desenvuelven en la educación superior sufrieron un deterioro de 13%; mientras que las y los becarios también vieron deteriorados sus ingresos en el orden del 10,5%.
Asimismo, de la lectura del presupuesto 2019, se desprende que los fondos presupuestarios para la función educación y cultura perderán más de un tercio de su valor real en cuatro años. En sintonía con esto, uno de los programas más relevantes para el acceso a la educación como el PROGRESAR está sufriendo una licuación significativa: producto de la decisión de no actualizar el estipendio en 2019, tendrá una caída real del 57,8% desde 2015.
En este sentido, programas paradigmáticos como el de construcción de jardines de infantes, mantuvo una subejecución superior al 30%, mientras que “infraestructura y equipamiento” educativo se subejecutó en un 16,3%.