El 11 de febrero de 1979 el ejército de Irán se retiró luego de fuertes batallas en las calles, lo que le permitió a los revolucionarios tomar el control del país mientras el gobierno encabezado por el sha Mohammad Reza Pahlavi renunciaba. A su vez ese día el ayatola Ruhollah Jomeini declaró al país como una República islámica.
Centenares de personas tomaron las calles de las principales ciudades de Irán para celebrar el 40º aniversario del triunfo de aquella revolución y mostrar su adhesión al sistema teocrático que se estableció en febrero de 1979 y que a pesar de las presiones de Estados Unidos y algunas potencias regionales resiste a las sanciones económicas y el descontento de parte de la población.
En su discurso ante la multitud congregada en la plaza Azadi de Teherán, el actual presidente iraní Hasan Rohaní anunció que continuarán con el camino militar y defensivo y planteó que “la presencia de la gente hoy en las calles de todo el Irán islámico significa que se han arruinado las conspiraciones planeadas por el enemigo, que nunca alcanzará sus objetivos”
El Gobierno iraní convoca cada 11 de febrero a una gran movilización en todo el país para demostrar el apoyo a la Revolución que en el año 1979 sustituyó al Sha por el ayatolá Ruhola Jomeini, Líder Supremo de la República Islámica, que aquel 1° de febrero de 1979 retornó del exilio. Por otra parte, los iraníes recuerdan el final oficial de los 2.500 años de Imperio Persa.
En Teherán, una de las principales ciudades, miles manifestantes se congregaron en la plaza Azadi y desfilaron por las principales calles con pancartas contra Washington y lemas como «la unión ha sido la clave del éxito de nuestra revolución».
El país se encuentra actualmente bajo una profunda crisis económica que provocó una gran cantidad de protestas y huelgas. En relación a esto, el gobierno acusa a Estados Unidos y a otras potencias mundiales de instigar las protestas y tratar de dividir a la población.
Para las celebraciones se montaron fuertes medidas de seguridad y se decoraron las calles con globos y altavoces que emitían canciones ligadas a la celebración para animar a la población a sumarse a las marchas.