A partir de un relevamiento de precios realizado sobre 123 medicamentos, el informe elaborado por el equipo de economistas de Economía UNDAV consginó que los aumentos se dan en el marco de un proceso de “alta persistencia inflacionaria”, en el cual el consumo de bienes y servicios relativos a la salud “tiene un carácter distintivo sobre los demás, dadas sus características de baja elasticidad de demanda respecto a la magnitud en las variaciones de sus precios”, por ser productos esenciales e insustituibles.
En el detalle, se destacan las subas más pronunciadas en medicamentos para las tiroides (+418), en los ansiolíticos (+393%), para el colesterol (+336%), en broncodilatadores (+305%), en anticonceptivos (+272) y en antidepresivos (+234%), durante los últimos 40 meses.
En este sentido, los principales medicamentos genéricos registran aumentos considerables como el caso de la suba de un 288% para el Propinox, del 271% en Clonazepam, del 242% en Ibuprofeno, del 236% en Amoxicilina y del 219% en Omeprazol, en el mismo período analizado.
Asimismo, el poder adquisitivo del salario mínimo disminuyó un 51%, la jubilación media bajó un 43,7%, y la Asignación Universal por Hijo (AUH) mermó un 14,1% en relación al precio de los medicamentos.
Otro impacto relevante sobre el gasto familiar en salud, se vincula con los aumentos en prepagas donde, a pesar de que las empresas se enfrentan a una menor demanda, buscaron compensar vía precios la merma de ingresos. Así, en el acumulado desde febrero de 2016, el aumento de las prepagas en la cuota fue del 178,6% hasta marzo de 2019, esto es, 18,4 puntos porcentuales por sobre la inflación.
“En esta coyuntura se dificulta ampliamente el acceso a los medicamentos para la población en general, incluso al punto de que personas en estado de vulnerabilidad deben acudir a la vía judicial para acceder a los mismos, en un contexto de deterioro permanente de las alternativas públicas”, concluyeron desde la Universidad Nacional de Avellaneda