Por Tatiana Aimé y Nicolas Van Oostveldt
#AlertaSpoiler
Luego de ocho temporadas llegó a su final Game of Thrones, producción que batió récords de audiencia históricos.
Allá, hace más de un mes, en una recomendación, una de quienes escribe esta nota hacía futurología y pensaba los posibles finales de cada uno de los personajes femeninos de esta serie. Nada de lo que se plasmó en esa nota pasó y eso fue Game of Thrones, una serie de la cual podías esperar cualquier cosa. Que cumplieron un rol central las mujeres en esta temporada no hay dudas. Como tampoco las hay de que una de las grandes ganadoras y la menos pensada de toda esta historia fue Sansa Stark.
La serie comenzó con el inolvidable Eddard Stark, más conocido como Ned Stark, aquel que pintaba en la temporada uno ser el protagonista de la historia y que luego de perder la cabeza (literal, no como la Mad Queen) quedó muy en claro que la serie iría en un rumbo nunca antes pensado en el mundo de las series; cada uno de los personajes que se posicionaban como centrales iban muriendo uno por uno.
Tras 8 temporadas y con el final ya visto, queda claro que toda la serie fue un círculo perfecto que termina donde se inicia. Aquellos lobos y lobas, los hijos e hijas de Ned, consiguieron justicia por su padre y ahora puede descansar en paz. Sutil, poético, ¿cursi?, puede ser un poco de todo, pero no hay dudas de que esta serie fue la historia del clan Stark, Jon Snow incluido.
Allá atrás quedó el sueño de ver a Daenerys sentada en el trono de hierro. La escena que da comienzo al capítulo muestra a la madre de los dragones en una postura bastante, por no decir completamente, fascista dando un discurso de esos que resuenan por hoy en día en el país del norte del continente americano. Por la tan ansiada “paz” estaba dispuesta a masacrar a todos los pueblos (no sé si no les suena ese discurso) sin importar las consecuencias. Aquella Daenerys que “liberaba” pueblos quedó muy atrás, ahora solo buscaba venganza en Westeros a cualquier precio.
Todes coincidimos que la cantidad de capítulos fue escasa y ahí radica el mayor problema, a nuestro entender, que llevó a una gran mayoría a convertirse en detractores de la serie. Porque, al acortarse la duración de la temporada y a pesar de tener capítulos más largos, muchas cosas se dieron por supuestas. El recurso de la elipsis fue demasiado utilizado y no favoreció a la historia en general que no tuvo la oportunidad de contar ciertos pormenores y el trasfondo del por qué cada personaje tomó las decisiones que tomó. Y dentro de las grandes decepciones, la mayor fue para todes aquelles que eran team Daenerys, que consideraron que los guionistas la volvieron loca a Dany y eso fue de “machirulos” y encima que Jon fue un femicida por haberla matado.
En la opinión de quienes suscribren, Dany no se volvió loca por ser mujer, sino que poco a poco le fueron arrancando todo aquello que la mantenía con los pies en la tierra. Ya no buscaba justicia por su familia, buscaba venganza. Por la muerte de sus mayores y leales servidores, Jorah y Missandei, por la muerte de dos de sus hijos dragones y, por último, por no sentirse querida por un pueblo al que no supo comprender; quiso imponer con el miedo aquello que en otra parte del mundo había sabido trasmitir con carisma y sensibilidad (a veces) por los más débiles. Jon no la mata por ser mujer; a pesar del amor que siente por ella es mayor el amor a su familia y el honor de hacer lo correcto para que miles de inocentes sobrevivan.
El poder finalmente llega a las manos de todos aquellos que nunca lo desearon o por lo menos no lo ostentaron, de todos esos que sobrevivieron sin muchas veces presentar batalla para conseguirlo. Bran “el roto”, el cuervo de tres ojos, ahora es “Bran el Roto, primero de su nombre, rey de los Ándalos y los Primeros Hombres, Señor de los Seis Reinos y Protector del Reino”. Seis reinos, el norte finalmente es LIBRE. Sansa, la que subestimamos más de una vez, demostró ser la gran merecedora de coronarse como primera reina en el norte; the Queen in the North.
Es interesante analizar también este cierre que, si bien le faltaron dos capítulos más para poder explicarnos lo que pensó Dany, lo que pensó Jon y otros protagonistas en sus decisiones, nos deja también varias moralejas. Una causa noble de liberar personas de la esclavitud, pierde también todo su sentido cuando se convierte en un proyecto de dominación personal y de acumulación de poder, algo que sabemos (como ya pusimos anteriormente), a veces sucede.
Los integrantes de la familia Stark sin dudas recibieron un “buen” cierre en la trama de cada uno, lo que incluso podría asemejarse a un final feliz si es lo que buscáramos. Como ya dijimos, Bran y Sansa se coronaron rey y reina, uno en el sur y la otra en el norte. Jon, que nunca quiso ser rey, se termina yendo con los «salvajes», ese pueblo que siempre lo acogió y con el que va en busca de un nuevo hogar. Detrás del muro ya no hay muerte, hay vida, y lo dicen sutilmente dejando ver un brote verde que crece del suelo debajo de la nieve y por todos los niños y las niñas del pueblo libre que van detrás de Jon y Tormund. Y Arya, que finalmente va en búsqueda de nuevas tierras, de nuevas aventuras, de nuevos aprendizajes seguramente.
La rueda que Dany quería romper, a pesar de su vida, se rompió. La lógica de los ahora 6 reinos cambió a lo que venía siendo; ya no será por herencia el trono, ahora entre todos los y las lores de cada casa deberán elegir quien comanda los destinos del reino. Y ya no habrá un trono de hierro en disputa, Drogon se encarga de destruirlo; como no puede matar a Jon busca al otro culpable de la muerte de su madre.
Si bien podemos buscar vetas y es cierto que esta temporada necesitó de más desarrollo para poder justificar los rumbos de los personajes, este último capítulo y epílogo, sí se parece más al Game of Thrones que se añora en varios aspectos y, además, tiene muchas reminiscencias a hechos de temporadas pasadas. Adiós al juego de tronos. Ahora preparémonos para los spin-off que seguro, darán mucho de qué hablar.
Valar morghulis. Valar dohaeris.