El viernes 7 de diciembre de 2018 fue la última vez que Alejandra vió a su hija, Roxana. La noche anterior, el jueves 6 era su cumpleaños y aún recuerda a Lolo (como le dicen a Roxana) entrar por el portón de su casa. Alejandra la notó distante, extraña. Su hija se fue directamente a jugar con sus primos más chiquitos y para el momento de cortar la torta ya se había quedado dormida.
Lolo es una chica independiente, que se vale por sí misma. Ya a los 18 había decidido irse a vivir sola, estaba terminando el secundario y ya se había puesto en campaña para anotarse en el CBC, iba a estudiar Medicina. Por eso Alejandra no se preocupó cuando la vio un poco callada, pensó que tal vez se había peleado con su novio Pablo Marín, con el que ella decía, pasaba varios días de la semana en la casa del chico en Caballito. Al día siguiente, Roxana la despertó para que desayunaran juntas y Ale se fue de su casa aproximadamente a las 13.«Hasta el 19 de diciembre ella me clavó el visto en Instagram cuando le preguntaba dónde estaba. Después de esa fecha, no se conectó nunca más» explica Alejandra.
Cómo Roxana no tenía celular, se comunicaba con su hija a través de las redes. «Ella a pesar de cualquier pelea, cualquier problema que podíamos llegar a tener me escribía, me avisaba donde estaba.» Luego de no verla más conectada, las fiestas le prendieron una alarma de preocupación: Roxana no aparecía.
Lolo tiene un problema hepático, que la hace atenderse seguido en el hospital Argerich. Alejandra se acercó allí a preguntar por su hija. Una recepcionista dijo haberla visto el 13 de diciembre, donde se había acercado en dos oportunidades para hacer consultas sobre su tratamiento.El 3 de enero logró comunicarse con Pablo, el novio de Roxana y el mundo se desmoronó: él le avisó que hacía un mes no la veía a Lolo.
El 5 de enero Alejandra realiza la denuncia por la desaparición de su hija en la Fiscalía N°4 de Varela. «La hicieron muy mal. No me preguntaron sobre los rasgos característicos de Roxana. También pedimos que chequeen las cámaras de seguridad de Varela para ver si en alguna la encontraban. Pero nunca lo hicieron. Después de ir a reclamar a la fiscalía porque no se movían, el 19 de enero me volvieron a citar para tomarme datos que debieron pedirme antes y le volví a reclamar por las cámaras.» Nuria Gutiérrez, fiscal de la UFI N°4, le dijo que «ya era tarde para pedirlas.»
Ante la inacción del poder judicial, los concejales de Nuevo Encuentro en Florencio Varela, Héctor Salatino y Mariano Camiletti presentaron un pedido de informes a la fiscalía N°4 para que se explicará en qué estado se encontraba la averiguación de paradero de Roxana. Esta no fue acompañada ni por el oficialismo ni por Cambiemos. El 9 de mayo, Alejandra se despertó con un mensaje. Desde el facebook de Roxana le habían enviado solamente un signo de pregunta. Fue corriendo a la fiscalía para que trataran de averiguar de qué zona había venido el mensaje. «Hasta hoy, no me dijeron nada sobre eso. Sigo esperando. Es más ni siquiera tengo copia de la causa»
Mañana, familiares y amigos de Roxana volverán a marchar a la fiscalía de Florencio Varela (Teniente Gral Perón 485) para pedir, una vez más, que se avance en la investigación. «No puedo creer que hayan pasado seis meses – dice Alejandra – Pero yo la tengo que seguir buscando.»