El 15 de julio de 2010, tras horas debate, se sancionó una ley que advirtió: «El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del
mismo o de diferente sexo». La Cámara Alta del Congreso legisló el matrimonio igualitario con una votación ajustada: 27 en contra, 3 abstinencias y 33 a favor. Argentina, pionera en Latinoamérica.
Pero, como siempre que hay un derecho en juego, hay un sector de la sociedad que se opone. El matrimonio igualitario era para los «anti-derechos» una blasfemia, el fin de las relaciones heterosexuales, de sumisión patriarcal. Sucedieron y existieron excusas violentas y absurdas. Pero en las calles, dentro y fuera de la comunidad, fue una victoria para la ampliación de derechos. Sin embargo, era el primer paso. Y, aunque las cosas cambiaron, la homofobia y discriminación circulan como moneda corriente.
Lo que nos falta, lo que queda
En 2017, en la estación Constitución de la línea C, Mariana besó a su esposa. El desenlace de aquel beso fue inesperado: persecución policial, golpes y un arresto. Mariana había recibido una llamada de atención de un empleado de metrovías por estar fumando. Ella respondió que no había ningún cartel que lo advirtiera. Frente a su respuesta, el empleado llamó a un policía de la Ciudad para que intercediera. Como el argumento para arrestarla no era suficiente, se transformó en «resistencia a la autoridad».La empujaron, la violentaron, la tiraron al piso.
A fines de junio, la jueza Marta Yungano, falló contra Mariana Gómez y la condenó a un año de prisión en suspenso por resistencia y desacato.
En 2018, una pareja salió de una fiesta en Quilmes. Matías y Ariel iban de la mano cuando empezaron a recibir insultos de otras personas que empezaron a seguirlos. Les tiraron cerveza, les pegaron piñas y patadas. Quedaron tendidos en el piso. Cuando quisieron entrar a la estación no los dejaron por «ocasionar disturbios».
El pasado marzo, dos jóvenes denunciaron haber sido detenidos sin motivo en Santa Fe. Ambos fueron perseguidos y golpeados por agentes de la policía. Por la causa, hay 16 oficiales imputados. Otra vez, la excusa fue «resistencia y desacato a la autoridad.»
A nueve años de una ley que promovió la igualdad y la reconoció, quedan muchas cosas por cambiar. Un Estado que garantice y una sociedad que no apañe más los actos de violencia y discriminación.