El fin de semana, un operativo terminó con tres detenidos en el local bailable de Santa Diabla, situado en avenida Calchaquí. Se comprobó que en este lugar, funcionaba una red de trata donde 14 mujeres, que trabajaban como «choperas» ofrecían a su vez servicios sexuales en el sector VIP. Luego, parte de esas ganancias, eras destinadas a estas tres personas que manejaban el negocio.
Esto podría verse como un caso aislado, si no fuese por un antecedente clave: de ese lugar salieron la mañana del 11 de febrero de 2017 Denise, Sabrina, Némesis y Magali. Caminaron hasta Senzabello y Los Andes, para esperar el 148 y allí fueron sorprendidas por una lluvia de balas.
Lo primero que se barajó fue un femicidio: el único implicado desde un primer momento fue Luis Weimar. Era vigilador, tenía 36 años y se frecuentaba tanto con Sabrina como con Denise. Las chicas tenían entre 15 y 17 años, por lo tanto este vínculo se tomó como «sospechoso». Además, se supo que este hombre les garantizaba a las menores entrar tres o cuatro veces por semana a distintos boliches. Los investigadores pensaron que una relación amorosa violenta fue lo que desencadenó el crimen.
Pero el 16 de febrero, cinco días después de la muerte de las chicas, Ismael Barrientos, padre de Sabrina, dió una entrevista muy impactante en «Nosotros a la mañana» en canal 13. Él dijo saber que tanto su hija como las amigas eran regeneradas por Weimar y que ingresaban drogas a los boliches de la zona. De esta manera, él explicó que cuando el sospechoso las invitaba a bailar en realidad las llevaba a comerciar estupefacientes y a cambio les pagaba tragos, las daba dinero y ropa. Hasta contó una anécdota: el 28 de agosto su hija había terminado en una comisaría por una fiesta que se había realizado en una sociedad de fomento donde hubo disturbios. La hermana de Sabrina habría encontrado 10 mil pesos en la ropa de la chica y al preguntarle, ella le habría confirmado que era plata de la venta de drogas.
Némesis y Magali sobrevivieron a la balacera. Ninguna de las dos apuntó a ningún sospechoso nuevo, por falta de pruebas Weimar fue liberado. Tampoco la justicia investigó al boliche Santa Diabla del que las chicas salieron esa mañana. Solo ahora, dos años después, el fiscal de Berazategui Ernesto Ichazo, con la colaboración de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes y de la Dirección de Trata de Personas de la policía bonaerense, encuentran esta realidad, que muchos dicen, era un secreto a voces.
Tampoco se investigó qué sucedió las horas que las cuatro amigas se encontraron dentro de Santa Diabla. Tanto Némesis como Magali, contaron que cuando llegaron, Sabrina y Denise desaparecieron un rato y luego llegaron con tres hombres.
La madre de Magali dice que está segura que no se quiso seguir investigando y que la justicia encubrió a los verdaderos responsables. Parece ser solamente la punta de un ovillo que comienza a desenredarse.