En un contexto de movilización feminista y replanteos históricos, Thelma Fardín publicó su libro biográfico «El arte de no callar» en mayo de 2019. La periodista Mariana Carbajal recopiló historias y construyó sentidos sobre el abuso sexual en su libro «Yo te creo, hermana».
En un intercambio necesario, ambas contaron cómo construyeron esos relatos y qué consideraciones tuvieron. La primera en tomar la palabra fue la conductora de Punto Género: «busqué voces diversas, distintas biografías. Mi decisión no fue relatar desde la cercanía, sino la de otras mujeres y cuerpos feminizados.»
«El libro lo que trata de reflejar o armar es una especie de mosaico de esas voces diversas. Trata lo que tiene que ver con el abuso sexual en la infancia, intrafamiliar. También las que suceden en un campamento por un sacerdote. Esas violencias que son más fáciles de reconocer. Pero también busqué las más sutiles, esas que llamamos micromachismos y que se dan en la educación, en la política o en el sindicalismo», continuó.
También aseguró que no todas las historias son duras en «Yo te creo, hermana», sino que se matiza para lograr digerir estas situaciones, pero también para que funcione como un espejo y ayude a otras que pasaron por lo mismo.
«Muchas mujeres dicen que no quieren que las llamen víctimas, sino denunciantes o sobrevivientes. A veces no entienden por qué estamos tan enojadas cuando salimos a las calles. Poner en palabras, contar y batallarlo nos permite salir de ese lugar de víctimas.»
Al cerrar, mira al público y pregunta: «¿Algún día este libro será un relato del pasado, de una época que ya no es?»
Continuó Thelma Fardín. Comenzó relatando que la primer persona con la que habló en términos periodísticos fue Mariana. «Cuando le conté a ella, una desconocida, fue la primera vez en la que yo sentía que me encontraba con sensación de vulnerabilidad. Pero también entendí que, a pesar de lo complejo, yo era una privilegiada.»
«Yo quiero que el libro sea una caja de herramientas o una herramienta que pronto quede caduco. En el libro cuento todas las exigencias a la víctima. La víctima tiene que saber sobre derecho, cómo ser oradora. La víctima no tiene que sonreír, ni estar demasiado seria. Para vivir estos procesos no hay un solo camino, pero es importante que se encuentren, hacer algo para sanar.»
Desde su experiencia personal y su denuncia entendió que lo que hacen con ella, lo hacen con todas las víctimas. «Fue muy fuerte entender que yo era la regla, no era la excepción», continuó.
El libro «El arte de callar» está atravesado por cifras. «En este tipo de delitos sos la primera en ser peritada. Los procesos judiciales tan aproximadamente 7 años. La realidad, según estadísticas, de cada 1000 casos, 100 se denuncian y sólo 1 llega a condena.»
El cierre lo hizo la socióloga e investigadora Dora Barrancos. Con un auditorio en silencio, se refirió a los libros: «estos dos libros tiene un mutualismo gravitante. Su aparición conjunta no es una mera casualidad, es una obra del contexto. El despertar de la subjetividad de las mujeres es un despertar energúmeno.»
«La historia dramática de Thelma tiene una inexorable repetición, muestra la exposición al riesgo de la niñez y la adolescencia del cuerpo femenino son inmensamente mayor que la exposición de los cuerpos masculinos.»
Planteó qué horizonte debemos tener y qué exigencias:«El 27 ha cambiado la caratula nacional y estamos en condiciones de friccionar con muchísima fuerza: «¡prevención, prevención prevención! Prevención quiere decir ruptura de la malla curricular, quiere decir atención elemental -no sólo con la ESI- en todo el sistema educativo se necesita que haya un equipo totalmente preparado, constante para que en tiempo y forma se atienda, se escuche y haya una sintonía elemental. Lo que tenemos que pedir, desde luego, al sistema de punición es todo el peso sobre el agresor de Thelma.»
Pero hace una salvedad: «Tenemos que distinguir los aspectos delictivos de las micromachiruleadas. Esas micromachiruleadas necesitan un estado de prevención y de acción pedagógica, más que de punición. Efectivamente, si la escuela sigue repitiendo que hay cuestiones para niñas y para niños, me parece que lo que se va a repetir es la experiencia de Thelma. Tal vez no con ese grado mayúsculo, con esa obscenidad mayúscula, pero sí en los umbrales. Necesitamos que esta nueva era que vamos a tener se dedique fuertemente a prevenir porque el Estado tiene que ingresar, es su obligación.»
Arriba el feminismo que va a vencer, abajo el patriarcado que va a caer.