El andamiaje político sobre lo simbólico en Argentina reconstruye un gran trabajo del movimiento feminista. Las publicidades tienden a ser la marca que define una sociedad, desde las imágenes y los mensajes que tienden a dar. Hoy resulta insólita una propuesta de cervezas como la presentada por Brahma.
El «bautismo birrero» ocurre en el mar, cuando una especie de autoridad del grupo hunde en el agua a una chica que tomaba un trago porque «la cerveza le parecía muy amarga». El bautismo birrero trae a colación la presentación de la nueva Brahma Lime. Esta cerveza está destinada para personas que no disfrutar la cerveza clásica por su amargura.
En las redes sociales la indignación fue general. ¿Nadie advirtió lo grosera y violenta que era? ¿La estigmatización y la perpetuación de que la cerveza es bebida de hombres? ¿Cuántos filtros atravesó hasta que se presentó al público? ¿Cuánta de la responsabilidad debería recaer en la agencia que construyó el audiovisual? El cliente pide el producto pero, ¿quién lo hizo?
A contraposición, una cerveza que años atrás construyó una publicidad en el que las mujeres se volvían eufóricas por un cuarto de zapatos, mientras que los hombres enloquecían con uno de cerveza, propuso un mensaje distinto.
Con una velocidad llamativa, Heineken Paraguay lanzó un aviso que tituló «Disfruta lo que pediste». En este caso, se aprecian situaciones cotidianas en el que se prejuzga que los hombres toman cerveza y las mujeres tragos. En cada error, se muestra el intercambio. Concluyé: «Los hombres también toman tragos».
Hay una realidad: los paradigmas audiovisuales y publicitarios cambiaron abismalmente. Hoy, en tiempos de redes sociales y grandes repercusiones, la necesidad de ubicarse en tiempo y espacio es casi obligatoria. Es inesperado volver a aplicar el sexismo en publicidades, es inviable la profunda violencia histórica que construyeron las cervezas en sus publicidades.