Concluyó enero con un dato alarmante: una mujer muere producto de un femicidio cada 22 horas. En total, 34 fueron víctimas de la violencia de género más extrema. De esa cifra, dos fueron vinculares.
El 2020 comenzó con cifras alarmantes. De los 34 víctimas, 9 corresponden a la provincia de Buenos Aires y 7 en Santa Fe. Casi un tercio había denunciado y una había tomado medidas judiciales.
Entre los espacios físicos relevados donde se perpetuó la violencia, el 53% fue en la casa de la víctima, 35% en la vía pública, 3% en la vivienda del agresor. En cuanto al vínculo con el agresor, el 55% era pareja de la víctima y 15% ex pareja. El restante, sin datos oficiales.
Además, en enero 38 niñas y niños perdieron a su madre por un femicidio.
El registro elaborado por “ALERTA”, del Observatorio de Políticas de Género de la Provincia de Bs. As de IDEAL Quilmes contabilizó en la provincia de Buenos Aires un total de 116 en 2019.
A nivel nacional, según indicó el Observatorio «Ahora que sí nos ven», entre el 1 de enero y el 28 de diciembre, la cifra alcanzó un total de 327 femicidios. Sin embargo, un tercio corresponde a Buenos Aires.
La violencia que no se cuenta
Tras el crimen de Fernando Báez Sosa, las noticias circularon y atravesaron el caso omitiendo otros tipos de violencia. La espectacularización, el entramado político y la violencia simbólica centraron los ojos en un caso que reconoció la violencia en manada, lejos de su contexto. Solo en diciembre, al menos cinco casos de abusos sexuales fueron por grupos de varones. Pero hay manadas, y manadas. Víctimas y víctimas.
La violencia solapada a la espectacularización de la imagen y de los golpes. Bastaron algunas cámaras para hablar de las víctimas en mano de patotas. Y también bastaron algunas cámaras por las víctimas que en silencio, sin justicia y entre impunes, sean olvidadas sin registrar.
Mientras los detalles de los diez rugbiers en la cárcel parecen no alcanzar, 38 niños y niñas perdieron a sus madres producto de un femicidio, del más cruel y extremo. 34 mujeres fueron asesinadas, ahí donde las cámaras y los diarios no llegan.