Mucho se habla de la película 1917 dirigida por el británico Sam Mendes. La última producción que realizó ya cosecha varios premios en distintos festivales. Los más recientes son los siete premios que obtuvo en los premios de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión (BAFTA). Entre los siete premios con los que se quedaron algunos fueron mejor película, mejor director, mejor fotografía, mejor diseño de producción, entre otros.
La historia
1917 está ambientada durante el desarrollo de la primera guerra mundial o más conocida como la “Gran Guerra” o «la guerra de trincheras». La historia es la de dos jóvenes soldados del ejército británico a los que le encomiendan la misión de llevar un mensaje a otro batallón para evitar un combate. Tienen todo un día para concretar su misión y si fracasan morirán 1600 soldados ingleses y entre ellos el hermano de uno de los dos.
Sam Mendes, quien además es co-guionista del film, se basó en las historias que su abuelo, un ex combatiente de aquella guerra, le contó. Si bien lo que cuenta no pasó realmente, sí en aquella guerra muchos soldados, para evitar la interferencia de las comunicaciones, eran enviados a entregar mensajes en mano.
La recreación de los escenarios, el arte, el vestuario y las caracterizaciones de los personajes le hacen honor a la historia. Verla es como ver esas imágenes coloreadas de la primera guerra mundial que recogió el documental «Jamás llegaran a viejos» de Peter Jackson.
Plano secuencia
La forma técnica que eligió Sam Mendes para contar la historia fue a través de un plano secuencia. ¿Qué sería esto? El plano secuencia es una técnica de rodaje que consiste en realizar una toma sin cortes (o aparentemente sin cortes) haciendo el seguimiento del personaje por distintos escenarios. También se pueden utilizar distintos tamaños de planos y ángulos de cámara durante la toma.
En la industria cinematográfica no es la primera vez que se utiliza este recurso para contar una historia. Muchos antes que Mendes lo han hecho. Lo atrapante de esta película es que los personajes principales son dos y uno como espectador se convierte en el tercero. La sensación constante es que uno esta acompañando durante toda la película a los dos soldados en esa misión suicida a la que son enviados. El que quiera ver 1917 lo tiene que hacer en el cine. Es toda una experiencia que merece ser vivida en pantalla grande y con un sistema de sonido surround (envolvente).
1917 es en realidad un aparente plano secuencia porque hay cortes, pero la edición está tan bien hecha que difícilmente logren verlos. Un dato curioso sobre el rodaje: la escena más larga sin cortes fue de 9 minutos. “Chapeau” para Sam Mendes.
Sobran los motivos
Algunos críticos de cine no han sido nada benévolos con Mendes. Hay críticas que cuestionan la falta de diversidad étnica o de mujeres en el reparto. Lo cierto es que el ejército británico en su mayoría era blanco. Y de mujeres poco y nada había en los campos de batalla. Sí ocupando otros roles, pero en otros lugares. Lo que nadie puede criticar es la excelencia técnica con la que logra ese aparente plano secuencia. Junto con la edición han hecho un trabajo que no tiene fisuras. Y ni hablar de la fotografía a cargo de Roger Deakins que lidió con el sol por tener todas escenas en exteriores.
Y entre los motivos, más allá de las cuestiones técnicas, podemos nombrar los cameos que aparecen en la película. Benedict Cumberbatch, Colin Firth y Andrew Scott son algunos de los actores británicos que interpretan a distintos generales con los que se encontrarán en diferentes momentos de la película.
Seguramente conseguirá más estatuillas en los Oscars. Lo que no quedan dudas y es que Sam Mendes realiza una sobresaliente recreación de aquella guerra que cambió para siempre el mundo y que pocas veces ha sido contada. Háganse un tiempito y vayan al cine. 1917 es toda una experiencia cinematográfica y estética del cine bélico que merece ser vista.
Trailer de la película