Hoy, 11 de marzo, es el Día Nacional de la Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación. La construcción discursiva y simbólica de las mujeres y cuerpos feminizados modificó la forma de ver y sentir las cosas. Al estigma de la femineidad, al roce de la violencia mediática discriminatoria y misógina, a la clase social y al rango etario.
Como dominante, se sigue pensando en clave de estándares de bellezas y de buenas o malas víctimas. Mientras una mujer es asesinada cada 23 horas, un sector de la opinión pública define cuán merecido se tenía su destino. Antes de señalar al femicida o al violador, se pregunta: ¿Qué hacía tan sola esa hora? ¿Y con esa ropa?
Hay una visión del mundo impuesta, hay roles asignado y hay sectores sociales que se esfuerzan por perpetuarlo. Hay un sistema machista, culpabilizador y cómplice de la violencia contra los géneros diversos, contra las mujeres, contra las y los transgéneros, las travas, les no binaries.
La ley de “Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres» de 2009, planteó cinco tipos de violencias y puntualizó:
“La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, iconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.»
La construcción de la agenda también se piensa en torno a la agenda política y a la opinión pública. Muchas veces las prioridades de los medios son la del público y viceversa. Por ejemplo, mientras una mujer es asesinada cada 23 horas y, mientras la familia de Lucia Pérez lucha contra la impunidad de sus violadores y femicidas, los noticieros espectacularizaron el crimen de Fernando Baez Sosa. Las buenas víctimas también se construyen.
La construcción desde las debilidades niegan nuestros derechos, nos invisibilizan. Nuestro rol pasa a ser de sostén, un lugar de reparto. Niegan nuestra historia y nuestra lucha, vulnerando responsabilidades sociales y políticos. Desde que somos niñas, niñes y adolescente, nos imponen estereotipos de género. ¿Qué hacer y qué no? ¿Cuánto vales y cuánto no? El éxtasis de la diversión para los varones, y para las nenas, la ama de casa que goza de mantener limpio y bien comido a su futuro marido.
Los mecanismo coercitivos, ampliando la desigualdad y justificando los posicionamientos comienzan en esos pequeños chistes, en aquellos mensajes que ridiculizan la lucha feminista y visibilización de problemáticas que históricamente se escondieron bajo un manto de silencio. La violencia mediática contribuye, amplía y reproduce discursos dominantes, hegemónicos y heterosexuales.
En el Día Nacional de la Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación fortalecemos y erradicamos nuestros derechos y el de todos los géneros atropellados por la violencia discursiva. Luchamos por posicionarnos en los medios, ser conductoras, editoras, redactoras, por tener nombre. Luchamos para construir una comunicación popular, feminista y disidente a la normada por sistemas discriminatorios, machistas y crueles.