El programa de Precios Cuidados y los Precios Máximos establecidos por la pandemia permitieron fijar precios de referencia en productos de primera necesidad, evitando pérdidas de poder adquisitivo en estos productos. Mantuvieron su precio durante 6 meses y tras el último acuerdo, promediaron un incremento de 6% hasta su próxima revisión en octubre.
A la par de que la inflación general viene cayendo, las ventas en supermercados vienen respondiendo favorablemente gracias al impulso -en parte- de los programas Precios Cuidados y Precios Máximos. Permite así controlar la inflación en los rubros de consumo masivo y promover mayor consumo.
El último trimestre (+5,4%) fue el trimestre de menor inflación desde el comprendido entre agosto y noviembre de 2017. Al mismo tiempo, tomando el IPC de CABA, se observa que la variación de precios para la primera mitad del año fue la menor de los últimos 5 años.
Se arrastraba una fuerte inercia inflacionaria en los últimos cinco años, en donde el piso inflacionario se duplicó. Se pasó de una inflación interanual en torno al 25% a fines del 2015 a una del casi 54% en diciembre de 2019. De cualquier modo, el plan para controlar los precios no fue modificado: revalorizar el programa de precios cuidados para lograr efectivamente precios de referencia.
El incremento de precios cuidados promedio de 6% en 8 meses se encuentra por debajo de la variación de salarios en el trimestre Enero-Abril (7,2%). Y es aún menor que el incremento en jubilación mínima y AUH (19,9%) entre Agosto y Enero. La combinación del programa y estos aumentos permitieron que observemos variaciones interanuales positivas en las compras a supermercados en los últimos 4 meses.
El plan que llevó a cabo la gestión en ejercicio hizo foco en la multicausalidad del fenómeno. Para ello revalorizó la función de la Secretaría de Comercio Interior cambiando el enfoque del programa de Precios Cuidados. Además, congeló las tarifas de los servicios públicos que no solo implican una parte importante del gasto de las familias de menores ingresos, sino que son un costo importante para la fabricación de productos industriales, intensivos en el uso de energía.
Asimismo, en un escenario de profunda crisis, el gobierno nacional tuvo que realizar ingentes erogaciones extraordinarias con el fin de amortiguar la crítica situación. Para ello, el Banco Central asistió al tesoro nacional, especialmente en un contexto de caída en la recaudación. A diferencia de lo que la ortodoxia proyectaba, la inflación no aumentó, evidenciándose que un aumento en la cantidad de dinero no se traduce necesariamente en un incremento de los precios de similar magnitud.
El contexto de la pandemia ha afectado los comportamientos económicos, tanto por el lado de la oferta como de la demanda. Sin embargo, la inflación no solo retrocedió en rubros donde puede verse afectado por esto, sino también en alimentos y bebidas o productos de limpieza. De hecho, en el primer semestre presenta una menor variación que el año pasado en 10 de los 12 capítulos que mide el INDEC, mientras que en la primera mitad del año pasado, los precios minoristas ya acumulaban un alza de 22,4%. Además, desde diciembre la inflación acumulada 12 meses se comprimió 11 puntos.
La implementación de precios máximos, los relevamientos de los inspectores de la Secretaría de Comercio Interior y las distintas regulaciones sobre el mercado cambiario han tenido un excelente resultado para lograr reducir la tasa de inflación en el primer semestre del año sin necesidad de frenar totalmente el tipo de cambio que ha acompañado la evolución de los precios, manteniendo su nivel en términos reales.
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Fuente: Observatorio de Políticas Públicas UNDAV