Estuvo presa once años. Once años acusada por un crimen que no cometió. Once años hasta que la Corte Suprema de Justicia resolvió absolverla en diciembre de 2019. Ayer, en horas de la tarde, su hermana la encontró muerta en su vivienda en Posadas, Misiones. Según informaron fuentes policiales, los investigadores creen que se trató de un suicidio.
Cristina Vázquez, de 38 años, vivía en el barrio El Palomar, en la capital misionera. Su hermana, tras días sin poder comunicarse, se acercó a la vivienda y la encontró tirada en la entrada.
Los detalles del caso son preservados, pero indican que, como principal hipótesis, se trató de un suicidio. Sus familiares señalaron que Cristina atravesaba un cuadro depresivo, lo que los investigadores consideran causal de su muerte. A cargo de la causa está el juez de Instrucción 6, Ricardo Balor.
Cristina fue víctima de un sistema patriarcal y una justicia negligente. De una condena que pesó sobre su espalda más de una década y que significó para ella «perder su juventud» por algo que no hizo.
El caso por la que se la condenó
Junto a Cecilia Rojas (37) fueron señaladas por el crimen de Ersélida Dávalos de Insaurralde (79).
Ocurrió el 27 de julio de 2001. La jubilada fue asesinada a golpes en su casa. Al día siguiente, su empleada doméstica la encontró tirada en el lavadero. Además, determinaron que faltaba dinero y joyas, pero no se encontraron testigos del hecho.
Sin pruebas, en 2002 ambas mujeres fueron fueron detenidas y luego liberadas. En 2008, detenidas nuevamente. Para 2010, la condena era de prisión perpetua por «homicidio calificado criminis causa». El fallo del Superior Tribunal de Justicia de Misiones fue apelado a la Corte Suprema. En 2016, se ordenó su revisión integral. Sin embargo, sin respuestas, se volvió al máximo tribunal.
El caso se plagó de irregularidades. Cuando ocurrió el crimen, Cristina se encontraba a 8 kilómetros de donde mataron a la jubilada. Tampoco se encontraron pruebas científicas, ni testigos que garanticen que había participado del delito. ¿La prueba que la incriminó? Pasar por la puerta de la casa de la víctima con una amiga, caminando. Nada más.
«Yo quiero que esta causa, que estos once años que estuve presa siendo inocente sirvan para que los jueces, la Justicia misionera y la del país cambien, que simplemente hagan lo que tienen que hacer, que cumplan con la ley, con la Constitución y los códigos», sostuvo en diálogo con Telam tras recuperar su libertad un 27 de diciembre de 2019.
Para conocer uno de los casos que vislumbró un sistema que mastica y escupe, podes encontrar el caso en detalle en el documental “Fragmentos de una amiga desconocida”, dirigida por Magdalena Hernández Morales.
Fuente: Telam