Crímenes de familia es una nueva película argentina que se estrenó hace poco más de una semana tanto en Netflix como en CINE.AR. Cuenta con grandes y reconocidxs actores y actrices como Cecilia Roth, Miguel Ángel Solá y Paola Barrientos, entre otrxs. Pero lo mejor de esta película y el motivo por el cual la recomiendo, es la historia y la realidad que expone.
La película de Sebastián Schindel y Pablo Del Teso gira alrededor de la vida del Alicia (Cecilia Roth), una mujer de una aparente clase alta o acomodada de la Ciudad de Buenos Aires. Ella está casada con Ignacio (Miguel Ángel Solá) y tienen un hijo, Daniel (Benjamín Amadeo) que es acusado de abuso sexual e intento de homicidio a su ex pareja, Marcela (Sofía Gala). Su madre hará hasta lo imposible para que su hijo no vaya a la cárcel.
A su vez, hay otra historia que se va cruzando con ésta primera y es la de Gladys, la empleada doméstica de Alicia. La mujer que la interpreta se llama Yanina Ávila, es la segunda película en la que actúa y es empleada doméstica en la vida real. Gladys es acusada de un delito y encarcelada. En esta parte de la historia cobra mucha importancia el personaje de Paola Barrientos, la trabajadora social. Si bien es un personaje secundario las veces que aparece lo hace con mucha contundencia en sus intervenciones y sobre todo, lleva uno de los mensajes claves de esta película. Una sociedad que discrimina y una justicia que condena según el género y la clase social.
Los debates que hay que dar
La película expone muchos problemas actuales de nuestra sociedad. La violencia de género, el machismo, la misoginia, la falta de empatía, la discriminación, el racismo, la corrupción y los ámbitos laborales y domésticos. Y todo esto lo vemos representado en dos instituciones importantes de nuestra sociedad: la familia y la justicia. Pero también nos permite reflexionar el rol que habitualmente se les es asignado a las mujeres y a los hombres en cada una de éstas.
Además, queda totalmente expuesto en estas dos historias paralelas cómo es que, generalmente, actúa la justicia. Para Daniel, por ser hombre, blanco y con dinero, la justicia le permite continuar con su vida como si nada hubiera pasado. O sea le ofrece la impunidad. Para Marcela, por ser mujer y con menos poder adquisitivo, la justicia le hace todo más difícil. Desde poder acceder a ella o que le tomen las denuncias, hasta que la acompañen y la cuiden como víctima para obtener justicia. Y por último para Gladys, una mujer del interior del país, pobre y analfabeta, directamente la justicia no existe con ella. Le da la espalda en todo momento.
La justicia es patriarcal, muchas veces se deja llevar por prejuicios de clase y actúa con poca objetividad. El sistema judicial debe cambiar, y eso, creo, que también intenta decirnos esta película. Crímenes de familia es una gran síntesis de la sociedad que debemos cambiar día a día.
Basada en historias reales
Si bien al comienzo de la película dicen que está basada en hechos reales en ningún momento se menciona cuál o cuáles son esos hechos reales. Una de las historias se asemeja mucho a la de Romina Tejerina. Para quienes no la conozcan aquí les dejo un video del año 2012, donde la actual ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz, resume su caso.
También en estos días se conoció la muerte de Cristina Vázquez, una mujer que fue condenada injustamente y que en diciembre pasado fue absuelta. Si bien su historia no tiene que ver con la película en sí, lo que sí se parece es en que la justicia, al igual que a Gladys, la condena por ser mujer y pobre.
Esta película contó con el apoyo de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) y de ONU Mujeres. Les dejo también aquí una nota que está en la página de la OIT donde señalan cuál es la importancia de esta película respecto del trabajo doméstico y la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Dimensiones que abordan el Convenio 190 y la Recomendación 206, que ratificó la cámara de Senadores y Senadores en junio.
¿Por qué verla?
Porque en estos momentos donde se habla de “reforma de la justicia” es hora de que dejemos discusiones vacías y realmente reflexionemos porqué es necesaria una organización de la justicia que busque acercar a todos y todas a ella. Y sobre todo poder reconocer que la justicia es machista, es misógina y clasista.
El día que como sociedad entendamos que no somos todos iguales antes la justicia como deberíamos serlo, tal vez reconozcamos que no existe la justicia tal y como en nuestro imaginario creemos. Ese día seremos realmente un país más igualitario, justo y feminista.