Claudio Gómez: “El rugby es el deporte con más víctimas en la última dictadura militar”

Claudio Gómez es periodista, escritor y autor del libro "Maten al rugbier". En diálogo con El Numeral, nos ayuda a analizar la mirada social del deporte y cuál es el rol que ocupan los dirigentes de la UAR frente a las acciones lamentables de sus jugadores.

Claudio Gómez publicó «Maten al rugbier» en el año 2015. En el libro, se cuenta la vida y la lucha de los 20 jugadores desaparecidos de La Plata Rugby Club. Una cara distinta de la moneda, otra mirada sobre un deporte donde sus máximos jugadores reproducen mensajes violentos, xenófobos y homofóbicos. El rugby que habla de valores, también tiene entre deportistas violentos que dejaron como saldo a un Fernando Báez Sosa muerto.

En los 70 hubo una ebullición de militancia y además muchos frentes distintos que se organizaban. ¿Cómo diste particularmente con los 20 desaparecidos de La Plata Rugby Club?

El primer acercamiento que tuve fue a partir de una nota que publiqué en el diario Perfil para un 24 de marzo. Estábamos buscando temas que de alguna manera vincularan al deporte con un nuevo aniversario del comienzo de la dictadura.

Canal Abierto

El tema de los rugbiers de La Plata lo tiró un compañero de la redacción, ya no me acuerdo quién, pero a partir de ahí empecé la primera nota. Fui al Club La Plata y pude entrevistar a algunos compañeros de los desaparecidos del Club y a dos hijas de dos que eran militantes de HIJOS.

La historia me impactó: no podía creer que haya habido tantos jugadores desaparecidos en un mismo club y jugadores de Rugby, además, que se supone que vienen de una clase social que está en la vereda del frente de la militancia de los 70. Una vez que publiqué la nota me quedó cierta frustración, porque tenía la sensación de que lo que había publicado era muy poco al lado de esa gran historia que encerraba La Plata Rugby Club. Cuando surgió la posibilidad de escribir un libro automáticamente pensé en escribir más sobre el tema.

35 deportistas desaparecidos, 20 jugaban al rugby. ¿Por qué pensas que la UAR nunca realizó un homenaje por los desaparecidos de su institución?

En realidad esos datos son viejos, de cuando publiqué el libro. Ahora la cantidad de deportistas y rugbiers desaparecidos son muchísimos más. En los últimos años se registraron muchísimos más casos y hoy probablemente este número se modifique, pero tenemos la cuenta de que hay 240 deportistas en general desaparecidos y 151 jugaban al rugby. ¿Por qué la UAR no los homenajeó? Es curioso, pero es coherente en algún punto. Es la única federación deportiva que jamás se sumó a ningún tipo de movida o de campaña que tenga que ver con derechos humanos. El resto de las asociaciones, el restos de los deportistas en mayor o menor medida se han sumado, por ejemplo a campañas de Abuelas, en la búsqueda de los nietos. La UAR jamás lo hizo, con la paradoja de que, en base a las cifras que te decía antes, es el deporte con más víctimas en la última dictadura militar. 

Eso genera una paradoja que por otro lado se entiende a partir de la coherencia que tienen los dirigentes de la UAR. Siempre fueron gente muy conservadora, muy tradicionalista, gente más vinculada a la oligarquía que a las clases populares. Siempre propusieron un rugby más de elite y precisamente por tener esos principios o esa ideología nunca aceptaron  reconocer a sus propias víctimas. La única reacción que tuvo la UAR al respecto fue el año pasado que recibió por primera vez en la historia a familiares de desaparecidos y a miembros del organismo derechos humanos. En esta reunión acordaron que iban a hacer algún tipo de homenaje durante este año. Con la pandemia eso quedó en stand by.

Tenemos la cuenta de que hay 240 deportistas en general desaparecidos y 151 jugaban al rugby.

¿Por qué la UAR tuvo ese gesto 40 años después?

Porque meses antes juegan en Buenos Aires los Pumas contra los All Blacks y días antes del partido los All Blacks fueron a visitar la ex Esma. Además, quedaron muy, muy afectados por las historias que les contaron ahí. Si visitas las redes sociales de los All Blacks, te vas a encontrar con fotos y comentarios de cuando estuvieron en el centro clandestino de detención. Ese gesto que tuvieron los All Blacks generó en el mundo del rugby argentino una suerte de simbronazo.

¿Cómo puede ser que la mejor selección de rugby viene a Buenos Aires y en un rato libre que tienen van a visitar la ex Esma para conocer parte de nuestro pasado reciente y nosotros miramos para otro lado? Algo muy parecido lo que ocurrió el fin de semana pasado con el homenaje a Maradona. Mientras que Los Pumas salieron apenas con una con una cinta negra del brazo, los All Blacks hicieron un gran homenaje ante la pasividad de los jugadores argentinos. Fueron dos episodios donde los All Blacks le marcaron la cancha no solo a los Pumas, sino también a los dirigentes de la UAR.

All Blacks en la Ex Esma

Entre los 70 y la actualidad, ¿sentís que tal vez se perdió esa conexión entre el rugby y una parte de la sociedad?

Si a esa «parte la sociedad» te referís a las clases más populares, el rugby nunca tuvo un vínculo con las clases populares. De hecho, lo tiene más hoy que hace 40 o 50 años. No es que en los 70 el rugby se hizo popular, siempre estuvo manejado por una élite. Dentro de ese ámbito que es histórico, durante la década del 70 hubo una generación en Argentina que apostó a Ia revolución, a la lucha armada para cambiar. Este compromiso que asumió toda una generación llegó incluso a muchos jugadores de rugby. La mayoría jugaban en los clubes menos tradicionalistas, en instituciones más relacionadas a la clase media. Los clubes más tradicionalistas, prácticamente no tienen víctimas de la dictadura. La Plata Rugby Club que es el lugar donde mas me enfoque para hacer mi libro, es un club de La Plata clase media, con cierto buen pasar económico. Pero no pudo romperse un vínculo, porque los clubes más importantes siempre los manejó la oligarquía.

Los jugadores de «La Plata Rugby Club» militaba en distintas organizaciones, se preocupaban por los más humildes. Ahora cada noticia que involucra a jugadores de rugby está llena de violencia y mensajes xenófobos. ¿Crees que son hechos aislados o que desde los clubes se potencia la violencia?

Desde los clubes no se potencia la violencia, pero no hacen nada para evitarla entonces terminan siendo cómplices. Que los jugadores de rugby son violentos no es nada nuevo. A principios de año nos escandalizamos cuando once pibes mataron a patadas a Fernando Báez Sosa y ahí gran parte de la sociedad se asomo y conoció que los jugadores de rugby tienen actitudes violentas, machistas, homofóbicas, xenófobas. Jugadores agarrándose a las piñas en boliches era algo de todos los fines de semana. No salían en los diarios porque por suerte no terminaban matando a nadie.

Adentro del mundo del rugby existe un machismo muy profundo, dónde el macho es el violento y cuánto más violento, más macho sos. Es un ámbito dónde para agredir a alguien se le dice «puto», como si fuera una ofensa. El que no pega, el que no se la banca, el que no se involucra en una golpiza es tildado de «puto». Los jugadores de rugby se veían en esa cultura que además se fueron transmitiendo de generación en generación. Uno puede pensar en los «valores» del rugby que en los papeles son tan nobles, pero son valores que no se ponen en práctica. Se sabe por ejemplo que en los famosos «terceros tiempos» dónde debería existir un ámbito de camaradería entre los dos equipos que acaban de disputar un partido, de un tiempo a esta parte terminaron siendo ámbitos dónde todos terminaban en pedo, agrediéndose y agarrándose a las trompadas.

Se sabe por ejemplo que en los famosos «terceros tiempos» dónde debería existir un ámbito de camaradería entre los dos equipos que acaban de disputar un partido, de un tiempo a esta parte terminaron siendo ámbitos dónde todos terminaban en pedo, agrediéndose y agarrándose a las trompadas.

¿Qué pensas de la sanción que levanto la UAR a los tres jugadores implicados en difundir mensajes homofóbicos y xenófobos en sus redes?

A mí me pareció que estaba bien esa sanción. No soluciona nada, pero es el principio de algo. Duró poco mi optimismo porque la UAR levantó esa sanción y ahora el fin de semana los jugadores xenófobos y discriminadores pueden jugar el partido que les queda de este torneo. Bueno, una desprolijidad más, una de tantas.

¿Por qué crees que se considera  un deporte de «elite» y no llega a los barrios como el fútbol? A pesar de haber experiencias distintas, como la práctica del rugby en las cárceles, por ejemplo.

Hay muchas iniciativas de rugby social, que están buenísimas. Yo hace un tiempo hice una nota en el Club Virreyes. Está en un barrio muy humilde, de muy bajos recursos pero que lo armaron con el objetivo de darle a los pibes una alternativa, una salida de la calle. Es muy noble que haya personas que utilicen al rugby como vehículo para brindarles más dignidad a un grupo de pibes que de otra manera estarían en la calle. Hay también un equipo rugby que milita por la diversidad sexual, equipos femeninos. Dentro del rugby hay muchas iniciativas que socialmente y culturalmente son muy interesantes, pero el problema es que el núcleo duro del rugby lo manejan dirigentes que tienen en sus manos el control sobre el destino del rugby y son tipos muy conservadores muy tradicionalista que apuestan a que el rugby siga siendo un deporte de elite.

En las últimas décadas este deporte fue abriendo muchos espacios muchos caminos porque hace 30 a 40 años, solo podían jugar aquellas familias acomodadas. Bueno, hoy no están así y al rugby tienen acceso personas de clases medias o clase baja. Lo que pasa que hay un divorcio entre eso que ocurre con los dirigentes. 

Dentro del rugby hay muchas iniciativas que socialmente y culturalmente son muy interesantes, pero el problema es que el núcleo duro del rugby lo manejan dirigentes que tienen en sus manos el control sobre el destino del rugby y son tipos muy conservadores muy tradicionalista que apuestan a que el rugby siga siendo un deporte de elite.

La dictadura dejó heridas en toda la sociedad. Cuáles dirías que pueden haber quedado en el rugby?

 La dictadura dejó heridas donde mires. Con respecto a el caso puntual del rugby, en realidad dejó heridas y secuelas en los familiares de los rugbiers desaparecidos en sus amigos, sus excompañeros. Dejó muy pocas secuelas en las instituciones y en los dirigentes del rugby.

Le dieron la espalda a sus víctimas hasta que vinieron los All Blacks e indirectamente les dijeron «es por acá». Esperemos que esto cambie. Hasta hace no muchos años también el fútbol era impermeable a los derechos humanos. Esa cosa de no mezclar la política con el deporte. Pero hace unos años a esta parte en el fútbol se fueron dando transformaciones y muchos clubes que tienen departamentos de derechos humanos, de género. Por ejemplo, el año pasado en el Club Banfield se hizo un acto en el que le restituyó los carnets de socios a 11 desaparecidos. Hoy me acabo de enterar que en el club Lanus están haciendo un homenaje a un socio que también está desaparecido y se formó hace dos o tres años una Coordinadora de Derechos Humanos. Ahora se le está dando mucha bola al fútbol femenino. Por supuesto,  hay cosas para mejorar pero es un gran principio.

En el ámbito del rugby no ocurre nada de eso, están en cero. Y lo mejor que les puede pasar sería que abran un poco la cabeza, que dejen de lado sus principios y su ideología que atrasa 40 años.

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