Nos queda un mes de verano, esto quiere decir que ya podemos ir planificando qué es lo que vamos a querer plantar en la próxima temporada, cómo y dónde.
Lo primero a tener en cuenta va a ser la rotación de cultivos. Es decir, donde hubo cultivo de raíz, pondremos hoja, donde hubo hoja, pondremos flor, y donde hubo flor, pondremos fruto. Hay muchas otras variantes pero ésta es la que yo utilizo.
Este proceso se hace porque cada cultivo tiene un nutriente favorito y, a su vez, cada cultivo deja en la tierra un nutriente específico. El fin es enriquecer el suelo y no agotarlo.
¿Qué se puede sembrar en febrero?
Para saber qué se puede sembrar en febrero tenemos que tener en cuenta que las primeras heladas (en Argentina) caen a mediados o fines de mayo.
Vamos a poder sembrar:
Cebollas, coliflor, papa, zanahoria, puerro, rabanito, espinaca, ajo, lechuga, acelga, brócoli, remolacha, albahaca, cebolla de verdeo, nabo, ciboulette, perejil, cilantro, Kale, rúcula, apio.
A fines de febrero, principios de marzo ya podemos empezar a sembrar en almácigos o semilleros los cultivos específicos de otoño-invierno como lo son las legumbres. Por ejemplo, lentejas, arvejas, habas.
Si hacemos siembra directa, aplicar mulch (pasto seco, hojas secas) sobre el suelo. Servirá para mantener la humedad mientras siga haciendo calor.
En nuestro huerto también tenemos que tener flores y aromáticas que van a ser las que atraigan a los polinizadores, y las segundas van a servir para prevenir plagas. Esta estrategia es utilizada en la agroecología, ya que cuesta mucho sacar plagas con remedios caseros y no queremos usar químicos.
Por último, febrero es un gran mes para recolectar semillas. Esto es importante porque cada planta tiene una genética. Conservar las que sí funcionaron en nuestro huerto nos asegura un banco de semillas que ya conoce el terreno y su clima, además de no tener que comprar nunca más.
Dato: en Facebook hay grupos donde se pueden comprar o intercambiar semillas.
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