Esta semana se cumplieron 82 años del final de la Guerra Civil Española. Más de 5 primeros ministros pasaron por el gobierno desde el final de la dictadura en 1975. Poco y nada hicieron por hacer justicia por las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura.
Los hechos previos
El 17 de julio de 1936 comenzó la guerra que marcó la historia de España para siempre. Durante 3 años el ejército encabezado por el general Francisco Franco persiguió, detuvo, torturó, desapareció y asesinó a más de 100.000 personas.
De un lado el bando republicano. Del otro el bando fascista encabezado por Franco.
El pueblo español sufrió toda la fuerza del ejército y de los cómplices del gobierno dictatorial. Las grandes empresas, la iglesia y parte de la población lucharon ferozmente contra quienes defendieron la república y la democracia hasta con su vida.
La dictadura duró largos 40 años hasta la muerte de Franco en 1975.
Las consecuencias
La Guerra Civil dejó marcas imborrables en España. Miles de exiliados, desaparecidos, fusilados.
Miles de personas siguen buscando los cuerpos de sus familiares. Familias enteras no tienen una tumba en donde llorar a sus familiares o amigos o donde dejarles flores.
España tuvo que esperar hasta octubre de 2019 para ver los restos de Franco salir del Valle de los Caídos. Ahí estuvo en un mausoleo inmenso coronado por una gigantesca cruz donde centenares de personas acudieron a dejarle flores o a visitar la tumba.
La querella Argentina
Es innegable que «un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro». España necesita, tiene que rever su historia. Es ahí donde Argentina tuvo un papel fundamental.
A partir del 2010 la entonces titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Número 1, María Servini de Cubría, recogió testimonios tanto en suelo argentino como en suelo español para organizar centenares de querellas.
Esto permitió identificar a presuntos criminales franquistas en un procedimiento penal. Nombres como los de los exministros Rodolfo Martín Villa y José Utrera Molina o del policía franquista y torturador Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño surgieron de esos testimonios. De esta manera, España comenzó un proceso que debe continuar para lograr justicia.
Así, las heridas de la guerra y del franquismo siguen abiertas, pero mientras haya quienes seguimos luchando seguirá habiendo esperanza de que más temprano que tarde, la verdad y la justicia lleguen.