“En América Latina, la mayoría de la población vive en el siglo XXI. Tiene problemas que no tienen que ver con las peleas de dirigentes autistas, sino con sus problemas concretos.”
El nivel de discriminación, que consideramos inaudito, se puede leer en el Diario Perfil, en un título, “Chile: el colapso de la democracia” de Diario Perfil -23 de mayo de 2021-, por parte del periódico que lo publica.
Pedimos que se retracten y pidan disculpas por semejante exabrupto que daña no solo a la comunidad de nuestros hijos e hijas y de todas las personas con TEA, sino a la sociedad en general.
Transitando el 2021, no se concibe que la sociedad confunda un término que indica una condición discapacitante de una persona, y que, peor aún, lo use para descalificar o insultar. La persona de Duran Barba, erudito, formado, digno de ser consultado por políticos y gobiernos que comparten su ideología, jamás puede aducir ignorancia. Es clara la intencionalidad y la inaccesibilidad emocional.
Lo que no se puede comprender es cómo puede la columna del periódico de tamaño prestigio promover la falta de formación en trato adecuado. Pasó el control que seguramente se tiene desde edición, y los propios de redacción, dudo mucho que sea solo responsabilidad de quien lo escribió.
Inaccesibles emocionalmente
Es estos últimos tiempos escuchamos esta clase de “insultos” tanto en lo político como en lo futbolístico. La intención es descalificar a un otro como “ausente de la realidad”.
Invito a cada uno de ellos a compartir un día con una persona con Condición del Espectro Autista. Cada caso es totalmente diferente.
Mi hijo Genaro es un ser extremadamente dulce, lucha cada día para adaptarse a una sociedad que no puede ver más allá de sus propias necesidades y tiene terapia desde los dos años de vida. No tiene tiempo para practicar muchos deportes. Aprendió a leer solo y habló primero en inglés que en español. Ama a su abuela y los días martes porque ella viene de visita. Tiene debilidad por el chocolate y pide pizzas cada vez que puede. Su papá es su mejor amigo, y ruego a Dios que pueda tener amigos de su edad. Sufrió mucho la ausencia de rutinas durante la cuarentena más dura. Estamos acostumbrados a no ir a lugares concurridos y a donde sabemos que no van a comprender su naturaleza. Domina sus crisis con la ayuda de sus terapeutas y toda la familia. Pero su esfuerzo es diario. Está continuamente pendiente de lo que hace su hermanita de tres años.
Si comprendieran la condición, entenderían que es un halago decir “autista” porque describen a un luchador constante, a una persona que nace con una forma de ser y que, lo que no puede aprender desde “adentro”, lo incorpora “desde afuera”. Entenderían que hacen falta políticas públicas que contengan a esta condición y que, por suerte, en algunos lugares ya se diseñaron.
Irresponsablemente usan una palabra para agredir, pero ¿saben lo que dicen? ¿conocen lo que afirman?
Lo escuché muchas veces de manera verbal, y las justificaciones o las disculpas, quizás llegan más rápido. No pudieron pensar antes de decirlo. En este caso, escribir, editar y publicar, me parece totalmente irresponsable, insensible y aberrante, demostrando la miseria humana. Sí, “miseria humana”. Usar el diagnóstico de una discapacidad intelectual como insulto político, es lo más bajo que se puede llegar. Comprendo que quizás su ideología de vida le impida ver a los demás, la accesibilidad emocional implica un alto nivel de aprendizaje y vivencias.
Lamentablemente se muestra la falta de formación en inclusión, precisamente en trato adecuado. No sólo de quien lo escribe, sino de la prensa que lo respalda en la publicación.
Más allá de esto, nada impide que siga soñando y trabajando por mi #ArgentinaInclusiva.