Para rescatar las historias y visibilizar lo ocurrido, familiares y sobrevivientes de la tragedia de Cromañón y del incendio de un taller textil clandestino ubicado en Luis Viale, Caballito, que dejó como saldo seis víctimas fatales, piden convertir los inmuebles en «centros de memoria».
Ambos proyectos se presentaron este año en la Legislatura porteña. El objetivo es que tanto «República de Cromañón» como el taller de Luis Viale queden en manos del Estado. El próximo jueves, desde las 17hs, se llevará adelante la Comisión Especial de Seguimiento y Prevención de la Violencia Institucional del Parlamento porteño donde se considerarán y debatirán ambos proyectos.
Cromañón
El boliche bailable ubicado en Once es propiedad de Rafael Levy, mismo dueño del boliche bailable aquella noche de diciembre. El proyecto propone que sea expropiado para «resguardar los elementos testimoniales que hacen a su valor histórico-cultural y configuran la memoria histórica colectiva de la Ciudad».
El fin de la propuesta es transformar Cromañón en un espacio para memoria en recuerdo de las víctimas. Ampliando, a la vez, el santuario que se encuentra en frente del edificio y que sirve de espacio de homenaje.
Cromañón marcó un antes y un después el 30 de diciembre de 2004. Esa noche, durante un recital de Callejeros, una bengala comenzó el incendio de una mediasombra. El saldo fatal fue de 194 personas, muchas jóvenes, otras no tanto. También niños, niñas y adolescentes. El lugar, bajo la responsabilidad de Omar Chabán, había sobrevendido entradas.
Silvia bignami, madre de un joven fallecido en el boliche e integrante del Movimiento Cromañón, en diálogo con Télam señaló: «Queremos que haya una respuesta a nuestro proyecto que ya presentamos en dos oportunidades desde hace tres años. Que nos dejen de dar vueltas porque nadie nos dice que lo que planteamos está mal, entonces la falta de respuesta de los legisladores es violenta».
Luis Viale
El segundo proyecto fue impulsado por la Comisión por la Memoria y Justicia de los obreros textiles de Luis Viale. En esta oportunidad, proponen preservar el sitio por «connotaciones afectivas y racionales». «Las primeras están relacionadas con el respeto a las víctimas, las segundas a la toma de conciencia de la cadena de responsabilidades que permitan a los habitantes de la ciudad conocer sobre las distintas formas de explotación», explica.
El taller clandestino de Luis Viale se incendió el 30 de marzo de 2006. El lugar era un galpón con maquinarias y un primer piso en donde se encontraba un espacio separado por telas y cartones que denominaban «las habitaciones».
En el lugar vivían 65 personas, la mitad menores de edad y muchos de ellos niños y niñas. Originarios de un pueblito cercano a la Paz, Bolivia, trabajaban en condiciones de explotación laboral y sin medidas de seguridad.
El siniestro del 2006 se originó por un desperfecto eléctrico en la plata alta. Seis personas murieron, entre ellos Juana Vilca, embarazada de 25 años; Wifredo Quispe, 15 años; Elías Carabajal, 10 años; Rodrigo Carabajal, 4 años; Luis Quispe, 4 años; y Harry Rodríguez, 3 años.
Fuente: Telam