Gabriela Mansilla empezó a escribir en 2011 la historia de su hija Luana. La primera niña trans en obtener un nuevo DNI acorde con su identidad. Gabriela en reiteradas ocaciones contó que quería recordar cada palabra que decía para poder transmitírsela en terapia a la psicóloga. Asi fue como la escritura se le hizo costumbre y así, a modo de diario íntimo, le dio vida al libro “Yo nena, yo princesa”, hoy transformado en película
En el día de ayer, llegó a las salas «Yo nena, yo princesa». Una película dirigida por Federico Palazzo basada en el libro de Gabriela «Yo nena, yo princesa: Luana, la niña que eligió su propio nombre».
«Yo nena, yo princesa: Luana, la niña que eligió su propio nombre»
Luana que actualmente tiene 14 años, es la primera niña trans del mundo que recibió su DNI, de acuerdo a su autopercepción de género. Logro que no se podría haber conseguido si no existiese la Ley 26.743 de Identidad de Género sancionada en 2012.
El filme aparte de ser dirigido por Federico Pallazo es coproducido por Grupo Octubre, la Universidad Nacional de La Matanza, Arco Libre & Aleph Media, Tronera y HSVG Producciones.
Está protagonizado por Eleonora Wexler y Juan Palomino como los padres de «Lulú», e Isabella G.C encabeza la pieza audiovisual encarnando el papel de Luana.
Si bien, la comunidad travesti-trans cada vez tiene mas lugar delante de cámara, (lo vimos en tiras de telefe y de polka recientes como por ejemplo «Pequeña Victoria») es un precedente a nivel mundial que la historia de una niña trans sea contada por otra niña trans.
Que la niñez trans sea protagonista de su propia historia. Isabella G.C es una niña que junto con su familia forman parte de la organización «Infancias Libres» que encabeza Mansilla.
«Quería ser actriz porque de esa manera la niñez iba a ser más feliz»
En una entrevista para Pagina12 tras a presentación, el director explicó cómo fue trabajar con ella: “Recorrimos los caminos comunes para encontrar a alguien que diera el physique du role. Pero cuando conocí a Isabella, a sus seis años, una de las primeras cosas que me dijo fue que quería ser actriz porque de esa manera la niñez iba a ser más feliz».
Y aseguro que ella tenía muy claro todo porque las personas trans, «con la discriminación que soportan, viven en un estado de alerta permanente».
«Tenía una prestancia, una entrega y una facilidad enormes, porque lo que había transitado Luana era un terreno reconocible. El recorrido de su personaje le resultaba honesto, por lo que entender que la actuación no era otra cosa que un juego fue algo muy fácil y a la vez muy intenso”.
Sinopsis
Una madre comprende que ni médicos ni psicólogos encuentran la causa de los padecimientos de uno de sus hijos mellizos. Desesperada recorre y busca soluciones hasta que descubre que todo se debe a que Manuel no se identifica con el género que le asignaron al nacer. Emprende así una lucha interminable para que sea respetada su identidad de género, ya que es una niña trans. Se trata de una historia real de amor y de lucha inagotables. Pero también un ensayo y una reflexión profunda y extraordinaria sobre los prejuicios y los saberes instituidos, tan próximos muchas veces a la ignorancia y la infamia con los que nos enfrentamos día a día.
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida de Yo nena, yo princesa (@yonenayoprincesa)
Las manifestaciones de la identidad se dan entre el primer año y los cuatro años de vida. Les niñes trans lo expresan como pueden, a través de dibujos, de angustia frente a situaciones incomodas, a través de deseos, no es real que deben esperar a ser mayores de edad para saber quiénes son.
Somos nosotres, adultes, quien debemos abrir nuestros ojos para poder acompañar a todas estas infancias que suelen ser coartadas, adoctrinadas y censuradas.
El género es una construcción social y cultural.
Lo primordial es entender que no se nace mujer ni se nace varón. La construcción de la identidad no parte de lo genital, va mucho más alla. Luana no nació varón, nació con pene, y fue la primera niña trans reconocida por la Ley de Identidad de Género.
Materiales audiovisuales de éste estilo nos ayudan a visibilizar situaciones que por lo general se quedan dentro de casa.