Un 22 de septiembre del 2008 Luciano Nahuel Arruga (16 años) fue detenido e incomunicado por más de 10 horas en la cocina del Destacamento de Lomas del Mirador por funcionarios de dicha dependencia. Lo persiguieron, humillaron y violentaron de manera sistemática posteriormente.
El 30 de enero de 2009, Luciano salió de su casa de Lomas alrededor de las 21 para encontrarse en una plaza con sus amigos. Algunos minutos después de la medianoche, se separó de sus amigos y fue la última vez que fue visto.
Su familia empezó a buscarlo alrededor de las 5 del 31 de enero. Su mamá, Mónica Alegre, preocupada por su desaparición recorrió durante horas las calles de su barrio, 12 de Octubre.
Al no encontrarlo, la familia acudió a la comisaría de Lomas del Mirador, donde anteriormente Luciano había sido victima de torturas. Allí dejaron asentada la denuncia por su desaparición. Además, durante las próximas 24 horas su familia recorrió todas las comisarias de la zona y varios hospitales. Entre ellos, el Santojanni donde tampoco lo encontraron.
A las 03:21 de la madrugada del 31, Luciano fue atropellado en el cruce de General Paz y Emilio Castro en Mataderos
Un testigo del accidente llamó al 911 y al SAME. El joven fue trasladado al Hospital Santojanni, donde su familia esa misma noche acudió a buscarlo. Desde el hospital advirtierln que solo había un hombre que fue atropellado, pero que tenía entre 25 y 30 años.
Luciano Arruga quedó internado como NN y fue intervenido quirúrgicamente en el hospital. Al día siguiente, falleció y su cuerpo quedó en la Morgue del Santojanni durante más de 24 horas.
Posteriormente lo trasladaron a la Morgue Judicial donde el 3 de febrero le realizaron una autopsia. Su cuerpo permaneció sin ser identificado durante tres meses. El conductor que lo atropelló fue procesado y sobreseído.
En mayo del mismo año, Luciano fue enterrado como NN en el cementerio de Chacarita y durante los próximos seis años se llevaron a cabo algunas pobres investigaciones, pero no aportaron datos significativos. Además, como estaba identificado como un hombre de 25 a 30 años, esto complicaba aún más el caso.
Durante años nadie buscó las huellas de Luciano que estaban en el expediente desde su primera detención.
En abril de ese mismo año, la familia de Arruga y el CELS presentaron un habeas corpus que recién fue aceptado en julio. Esto motorizó, a partir de las órdenes del juez federal Juan Pablo Salas, una búsqueda más eficiente donde si tomó en cuenta el registro de sus huellas.
Finalmente los datos del cuerpo registrado como NN, coincidieron con Luciano. 6 años después de su desaparición.
En 2013, la familia de Arruga denunció y exigió juicio politico a las fiscales Roxana Castelli y Celia Cejas. Asimismo, para el juez de garantías Gustavo Banco por sus reprochables conductas durante la investigación del caso.
Parece un chiste pero no lo es, Castelli delegó la investigación a la policía de la provincia, la misma que anteriormente había apresado, hostigado y torturado a Luciano.
Por otro lado, Cejas pidió la intervención de los teléfonos celulares de Mónica Alegre, Vanesa Orieta y otros familiares de forma arbitraria, secreta y extendida en el tiempo. Y el juez Banco avaló esas intervenciones durante más de un año. Es decir, que ordenó una intervención arbitraria e ilegal sobre la privacidad de la familia.
Recién en 2019 la acusación avanzó y la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia de la provincia y la Comisión Bicameral de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios desistieron de continuar con el proceso.
Sumado al calvario que estaban viviendo sus familiares, el Jurado de Enjuiciamiento de la provincia les pidió una fianza para que la investigación continúe y vulneraron el pedido de que la mamá y hermana de Luciano cuenten con acompañamiento psicológico.
Aún en el 2022, seguimos esperando la audiencia contra las fiscales Castelli y Cejas y el juez Banco. Además es urgente una investigación a las maniobras repudiables de la policía bonaerense, quienes amenazan y violentan pibes como Luciano para que roben para ellos. Obviamente liberando zonas y con contactos judiciales para que sigan «en libertad».
Justicia por Luciano Arruga, basta de violencia e impunidad policial, basta de gatillo fácil, ningún pibe menos.
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