Desde 1997, cada 2 de febrero se celebra el Día Mundial por los Humedales con el fin de conversar y hacer un uso racional de los humedales. El punto de partida de esta fecha es la conmemoración de la firma del Convenio sobre los Humedales en Ramsar en Irán, el 2 de febrero de 1971. Entró en vigor cuatro años después, en 1975.
Es un tratado mundial ratificado por 172 países, que tiene a Argentina como Estado miembro desde el 4 de noviembre 1992.
Argentina ha avanzado con iniciativas ambientalistas, pero por tercera vez la Ley de Humedales queda excluida del temario de las sesiones extraordinarias del Congreso. Lo mismo sucedió en 2013 y 2016, con proyectos similares. En 2021 se volvió a postergar y esta vez, la cosa no es distinta. Aún se podría incluir si se ampliara el temario, pero la fuerza del mercado y la explotación fue arrasadora.
¿Qué son los humedales?
En palabras de Jóvenes por el Clima, «un humedal es una zona terrestre cuya superficie se inunda temporal o permanentemente. Esta característica única los transforma en grandes reservorios de biodiversidad y constituyen espacios vitales para la preservación y regulación del agua».
A nivel mundial, el 40% de las especies viven y se reproducen en estos ecosistemas.
La contracara es que en la actualidad el 25% de las plantas y animales que viven en los humedales se encuentran en peligro de extinción.
En Argentina tenemos un total de 22 humedales distribuidos en distintas regiones y ocupando una superficie de 60 millones de hectáreas, más del 21% del territorio argentino. Ninguno quedó por fuera de la Convención Ramsar, entonces: ¿Por qué se sigue exigiendo su conservación y cuidado?
Un proyecto que murió sin ser tratado
El impulso del proyecto lo dieron las manifestaciones contra los incendios en el Delta del Paraná, en agosto de 2020. La situación impulsó la necesidad, una vez más, de una norma que proteja los humedales.
Tres meses después, en noviembre, la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de la Cámara de Diputados dio dictamen de mayoría sobre el proyecto de Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para el Uso Racional y Sostenible de los Humedales. Para ello se unificaron diez textos.
Sin embargo, perdió estado parlamentario sin que Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios y Presupuesto y Hacienda la tratara.
Este año, al momento de definir el temario de las sesiones extraordinarias, una vez más quedó afuera. Al parecer, postergarlo es más sencillo que proteger y lograr hacer fuerza a la presión de la ganadería, el mercado inmobiliario y la agrominería.
¿Por qué la urgencia? Porque hay actividades que ponen en riesgo estos ecosistemas naturales. Entre ellos, la construcción de barrios cerrados, agronegocios y minería de litio. Y porque situaciones como el incendio en el Delta del Paraná generaron pérdidas irremediables en miles de hectáreas de pastizales.
La ley es urgente y es necesaria para proteger a los humedales de las propias actividades humanas.