Una lesbiana se defendió, se llama Higui y queremos la absolución

Higui de Jesús fue violentada por lesbiana y condenada por defenderse. En el marco del Día de la Visibilidad Lésbica exponemos de qué se trata una "violación correctiva" y por qué es fundamental contar con un poder judicial con perspectiva de género.

El 16 de octubre del 2016 Higui de Jesús fue a visitar a su hermana en Lomas de Mariló, Bella Vista, para conmemorar el día de la madre. Tras varias horas, Higui decidió emprender la vuelta a su casa. Para hacerlo tuvo que atravesar un pasillo entre dos viviendas, y allí la interceptó un grupo de hombres, entre ellos, un vecino que había sido echado del barrio hacía unos meses.

No alcanzó a evitarlos cuando la atacaron en conjunto, la empujaron y dos de ellos se le tiraron encima. Mientras algunos se encargaban de bajarle el pantalón y destrozarle la ropa interior, el resto la golpeaba con piñas y patadas. 

Higui, como podía, se cubría la cara y trataba de esquivar los golpes pero eso no sirvió de mucho. Al grito de «te voy a hacer sentir mujer, forra lesbiana» el grupo de abusadores continuaba violentando su cuerpo e identidad.

 

Si Higui no se defendía, estaría muerta

En su corpiño, Higui llevaba su herramienta de trabajo: un cuchillo de jardinería. El cuchillo era pequeño y funcional para cortar, por ejemplo, yuyos de la vereda.

Para salvarse la vida, Higui le tiró un puntazo a uno de los agresores que tenía encima y aunque pudo defenderse legítimamente, eso no ahuyentó a los agresores que siguieron golpeándola hasta desmayarla.

Cuando retomó la consciencia, los agresores nos estaban, pero sí había efectivos policiales que le preguntaron qué le había pasado. Al relatarle lo sucedido, los policías no le creyeron y hasta la burlaron, «¿Quién te va a querer violar a vos, negra gorda?” le dijeron.

Sin saber que el agresor había muerto, Higui permaneció varios días en una celda, acusada de homicidio. La investigación de la causa no tuvo ni un poco de perspectiva de género y el Departamento Judicial de San Martín dejó mucho que desear en su accionar.

 

¿De qué hablamos cuando hablamos de violación correctiva?

En general, cuando hablamos de un abuso heterosexual los abusadores solo desean cometer el acto. Ya sea por placer propio, para demostrar poder, para violentar a la víctima o para instalar terror.

Pero en este caso hubo algo detrás del delito: «Que la lesbiana, se arrepienta y se cure». Los varones sentían la necesidad de convertirse en salvadores, de elevar su virilidad para que Higui, se dé cuenta «que estaba equivocada y que debía ser heterosexual». 

Esta cadena de disciplinamiento se reproduce constantemente. Para las identidades lésbicas es normal escuchar que «es una etapa», que «somos lesbianas porque no sabemos» y hasta nos han dicho «que lo que nos hace falta es tener sexo con ellos». 

 

¿Cuál es la manera de salvarnos de esto?

Muchas lesbianas/es/os simulan no serlo para sobrevivir, para esquivar un poco de constante violencia que ejercen quienes creen encontrarse del otro lado de la vereda.

Suelen inventarse una relación heterosexual, simular un novio, escapar de su familia, mudarse de localidad, etc, etc.

Esta no es manera de vivir para nadie, pero más allá de las leyes que hemos conseguido como colectivo, el cambio es cultural. ¿De qué sirve poder ir a hacer una denuncia por discriminación identitaria cuando la misma policía no cree el abuso que sufriste hace horas porque «sos negra»?. 

 

¿Quién te va a querer violar a vos?

El desenlace del caso de Higui es un claro ejemplo de todos los tipos de violencia. Por un lado, la sociedad te quiere tranquila, callada e indefensa. Para la justicia es más fácil que no te defiendas, aunque corra riesgo tu vida.

Por el otro, no podés ser ni pobre, ni negra, ni lesbiana. Si algo de esto te representa, probablemente te suceda lo mismo que a Higui, a quien desde un primer momento ni la policía ni la justicia le creyeron.

En el marco del Día de la Visibilidad Lésbica y a una semana del juicio a Higui de Jesús, salimos a la calle a defender nuestra vida.

Absolución para Higui de Jesús, necesitamos un poder judicial con perspectiva de género YA

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