Desde el comienzo de la pandemia, las estafas virtuales aumentaron considerablemente. Se reportaron mensajes con promesas laborales falsas que circulan por mensajería instantánea como WhatsApp, Telegram y SMS.
Los mensajes son confusos y parecen reales. “Has sido seleccionado para una oferta de trabajo desde casa” o “has sido elegido para un trabajo online”, son algunos de ellos. Asimismo, a esas promesas laborales se suman excelentes condiciones de trabajo y altos salarios.
De esta manera comienza la estafa. El supuesto reclutador comienza con el intercambio de mensajes y finge pertenecer a grandes empresas. Piden información personal, nada extraño. Pero en determinado momento solicitan una transferencia bancaria o el número de la tarjeta para gastos administrativos.
Esta movida no es algo local simplemente. Su implementación afecta a gran parte del territorio latinoamericano.
En los sitios oficiales de las compañías suelen alertar que ellos no piden ese tipo de información. “Nunca vamos a pedir información personal, como tu número de tarjeta de crédito, identificación, claves de seguridad o número de identificación fiscal por estos medios”, se remarca en el sitio oficial de Mercado Libre. Además, brindan distintos tipos de consejos «para cuidar la seguridad».
Cómo detectar una estafa
En principio, es importante no brindar ningún tipo de información privada. En ningún caso deben solicitarte dinero para avanzar con una propuesta laboral. Al acceder a esa información, los estafadores pueden cargar gastos a las tarjetas de crédito y ocasionar grandes pérdidas.
Por otro lado, los mensajes suelen tener faltas de ortografía, utilizan términos extraños y tienden a confundir conceptos. La información que brindan es dudosa, y muchas veces complejas de entender. Antes de avanzar con la comunicación, lo importante es corroborar los datos de la empresa.
Si hay dudas lo ideal es cortar la comunicación inmediatamente.
Asimismo, piden un código de verificación. Cuando la víctima concede esa información, los delincuentes pueden acceder a la cuenta de WhatsApp. De esta manera, secuestran la cuenta y piden dinero para que los usuarios puedan recuperarlo. No se debe compartir el código de autenticación con nadie, ni siquiera con amigos y familiares.
Por último, se aconseja no borrar ninguno de los mensajes recibidos, ya que podrían servir como evidencia digital en la investigación penal posterior.