Un 14 de abril del año 2019, Sabina Condorí Garnica salió a comprar al kiosco del barrio y nunca más regresó a su hogar.
Tenía 11 años y a una cuadra de su casa se la apropiaron, abusaron de ella y la mataron, dejándola tirada en un descampado a tan solo seis cuadras de su casa, en la provincia de La Rioja.
«Se pudo acreditar para esta instancia del proceso de instrucción que el imputado habría atacado la integridad sexual de la menor Sabina Janeth Condori Guernica. Quien fue sometida por la fuerza física, y se le provocó la muerte por insuficiencia cardio respiratoria aguda de origen traumático por asfixia mecánica», explicaron desde el juzgado.
El Ministerio Público calificó el hecho como «abuso sexual seguido de muerte, en concurso ideal con homicidio calificado». Asimismo, contempla que el hecho lo perpetró un hombre mediante violencia de género.
Quién es Roque Rodríguez
La noche trágica de aquel catorce de abril, Roque Rodríguez consoló a la madre de la menor y estuvo en el velatorio, cuando todavía nadie sospechaba de él.
Tres meses después, la entonces jueza del caso lo procesó como autor material del abuso sexual y muerte de Sabina. Además, dictó falta de merito al «Chino» Nievas y sobreseyó a Jonathan Farías y Diego Nievas.
La decisión de la magistrada fue muy cuestionada ya que la defensa considera que Rodríguez no actuó solo.
De todas maneras, lo sorprendente del caso es que hasta el momento de la condena, nadie sospechaba de él. El hombre después de asesinar a Sabina, actuó como una persona más del entorno de la familia.
Aquella noche, Rodríguez acompañó la búsqueda de Sabina junto al resto y consoló a Paulina, la mamá, cuando encontraron en el descampado el cuerpo sin vida.
También le alcanzó la silla a una de las vecinas que se descompensó por la tragedia, estuvo en el velorio de la nena y ayudó a construir la gruta que hicieron para recordarla en el barrio.
Rodríguez fue el último detenido, un mes después del hecho. Los testimonios de vecinos en la justicia fueron cerrando el circulo en torno a él, que en un primer momento no aparecía dentro de los principales sospechosos.
Rasguños en la cara y la ausencia prolongada en el barrio los días posteriores al hecho abrieron esa línea de investigación.
El homicida era conocido como «el salteño», vivía en el mismo barrio que Sabina y paraba en diagonal a la casa de la familia Garnica. Tenía relación con Pedro, el papá de la niña, las hermanas y la misma víctima. Incluso, en varias oportunidades tuvo acceso a la vivienda ya que había ayudado al padre a construir el baño de la casa.
Sabina
La pequeña era hija de Pedro Condorí y Paulina Garnica. También era la cuarta de siete hermanos. La desgarradora muerte llegó a la familia cuando sus padres esperaban el octavo hijo, un embarazo de cuatro meses que cursaba entonces Paulina. Excepto los tres más pequeños que nacieron acá, el resto de los hijos de la pareja nacieron en Bolivia.
La conmoción se extendió a todo el país. No solo por su corta edad que vuelve el caso espeluznante, sino también por la militancia de la pequeña en actividades de la organización social y popular «La Poderosa».
Sabina quería ser fotógrafa, es por ello que hay registros de ella con cámara en mano. Además le encantaba jugar a la pelota con sus amigos del barrio.
Los últimos meses fue la alegría del merendero del barrio, ya que asistía al espacio con sus hermanos y muchas ganas de compartir momentos de contención y alegría con el resto.
Si bien el femicida se encuentra imputado y procesado, se espera un nuevo juicio en mayo de este año.