Andrea Noemí Fernández fue procesada con prisión preventiva tras extorsionar a su mejor amiga con revelar un secreto y amenazó con abusar de sus hijas si no le depositaba una suma superior a los 200 mil pesos.
El Juzgado de Garantías 1 de Quilmes la procesó por requerimiento de la fiscal Ximena Santoro, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7.
Según informa la Agencia de Noticias Télam, la fiscal expuso que entre agosto de 2021 y marzo de 2022, la acusada «intimidó mediante reiterados y múltiples mensajes de texto en los que anunciaba un mal grave» a la víctima -cuya identidad se reserva- y a sus dos hijas, al tiempo que la amenazaba con «divulgar un secreto de infidelidad». Asimismo, manifestaba «intenciones de agresión sexual hacia las menores, ello con el propósito de obligar a entregarle sumas de dinero en efectivo logrando sus propósitos extorsivos».
El caso
Fernández tenía dos amigas con las que compartía un tatuaje, como señal de hermandad. Sin embargo, una de ellas debió padecerla durante seis meses. Fernández llamaba como «mejor amiga» y, anónimamente, le exigía dinero para contar un secreto.
La víctima recibió llamadas para que entregue las sumas de dinero en distintas estaciones, en las cuales dejó alrededor de 200 mil pesos. En la última entrega, Fernández fue detenida por efectivos de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) quilmeña.
En 2015, la acusada conoció a sus dos amigas por las distintas actividades que compartían sus hijas. Era tanta la amistad que terminaron compartiendo un tatuaje en común. Según un testimonio que recibió la Télam, «les regaló un tatuaje porque decía que eran como sus hermanas. Las tres tienen el mismo dibujo en el pie de una estrella, un sol y una luna. Decía que era como un universo y que sus dos amigas eran su universo».
La mujer no solo la extorsionaba, sino también la acompañó a hacer entregas de dinero. Además, Fernández era quien empujaba a «su amiga» a sacar prestamos para pagar las extorsiones. «Las pretensiones exigidas por ella misma», redactó la fiscal Santoro.
«Hola rubia, no sabés las cosas que tengo, te encamaste con uno y necesitamos plata, nosotros laburamos de esto y el jefe dice que sos millo».
Mensaje de extorsión
Las amenazas se hicieron progresivamente más violentas. Incluso le dijo que si no le entregaba la plata, abusaría de sus hijas. A ello se suma que la víctima denunció la desaparición de los teléfonos celulares de sus hijas y alrededor de $50.000.
La captura
La fiscal ordenó un operativo de urgencia a cargo de la Delegación Departamental de Investigaciones de Quilmes. Ese mismo día la víctima dejó $10.000 en uno de los depósitos del baño de mujeres de una estación de servicio céntrica.
A las 18:20 apareció una de sus mejores amigas. Se dirigió hacia el kiosco de la estación, compró unos chocolates y pidió las llaves del baño. Había más de veinte oficiales de civil esperando que llegara. La dejaron salir y cuando estaba a la altura de los surtidores de nafta, fue detenida.
Al ser detenida, la mujer tenía en su poder la suma de dinero marcada y dos celulares, uno de los cuales era utilizado para enviar los mensajes extorsivos.
Momentos antes de la detención le seguía mandando mensajes diciéndole «vos seguro que estás dando vueltas, me querés cagar, pero no soy gila. Me huele que esto va a terminar mal».
Finalmente se cumplió su instinto y tras negarse a declarar deberá esperar ser juzgada por el delito de extorsión, donde le esperan entre 5 y 10 años de prisión.