«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo». Así empieza uno de los libros que cambió para siempre la historia de la literatura mundial.
Esta semana se cumplieron 40 años del día en el que su autor, Gabriel García Márquez, recibió uno de los premios más importantes: el Premio Nobel de Literatura.
El libro
La historia de la familia Buendía a lo largo de varias generaciones en Macondo es el hilo conductor de la historia. Así, a lo largo de 20 capítulos con una estructura no lineal cuenta las historias tanto de la familia como del ficticio pueblo Macondo. Con descripciones únicas y miles de detalles, Gabo relata de una forma extraordinaria la historia de esta familia y del pueblo.
A lo largo de los años el libro se tradujo al menos a 37 idiomas y se vendieron más de 30 millones de copias en todo el mundo.
El premio Nobel
En diciembre de 1982 García Márquez recibió quizás la más destacada distinción a nivel mundial. Vestido de blanco y no de traje como se acostumbra en estos actos, dio un discurso en donde habló tanto de las historias que explican la literatura latinoamericana como de las dictaduras que asolaban al continente en esos años.
Así, Gabo se convirtió en el primer colombiano en recibir un Nobel y en el cuarto escritor de América en ser distinguido con este galardón.
Y cuando fue el turno de que la academia explicara el por qué del premio, sus palabras fueron únicas: «Por sus novelas y cuentos, en los que lo fantástico y lo realista se combinan en un mundo de imaginación ricamente compuesto, que refleja la vida y los conflictos de un continente».
El homenaje en la Feria del Libro
En estos días se está llevando adelante la Feria del Libro de Buenos Aires. Y fue en ella donde se realizó un acto en homenaje al escritor. La idea fue conmemorar los 40 años del Premio Nobel de Literatura en 1982, y el hecho de que fue la capital argentina la que lo catapultó a la fama.
La mesa contó con la presencia del hijo mayor de García Márquez, Rodrigo García Barcha; Ezequiel Martínez, director de la Fundación El Libro; Gloria Rodrigué, responsable de la primera edición -en Argentina y el mundo- de Cien años de soledad; y Jaime Abello Banfi, director general de la Fundación Gabo.
Así, se recordó a uno de los más grandes escritores que tuvo este mundo y hay quienes dicen que ese día, durante el homenaje, se vieron mariposas amarillas sobrevolar el predio de La Rural. Esas mariposas amarillas que Gabo tanto amó y que tanto lo representan. Porque va a seguir vivo en cada uno de nosotros a través de sus páginas. Porque quizás sea leyéndolo que le demos una segunda oportunidad sobre la tierra a esas “estirpes condenadas a cien años de soledad».