El 27 de mayo se estableció como el Día de la Prevención de la Violencia en el Noviazgo a través de la Ley 4.547 y en homenaje a Carolina Aló. Una joven de 17 años, fallecida en 1996 como consecuencia de las 113 puñaladas efectuadas por su novio.
Tanto a nivel mundial como nacional, los datos ratifican que la violencia en las relaciones de pareja tiene como víctimas con mayor frecuencia a las mujeres (cis y trans). Lo que la convierte en una expresión de violencia de género; llegando incluso a situaciones extremas, como el femicidio o el travesticidio.
Es por ello que es fundamental, tener acceso a una educación que nos permita identificar a tiempo cualquier indicio de violencia para que el circulo no continué y poder pararlo a tiempo.
Los vínculos deben estar construidos por afecto y libertad, una relación sana muy poco tiene que ver con el control y la culpa.
Pero antes de ejemplificar los tipos de violencia que aparecen en las relaciones, es fundamental hablar sobre «el ciclo de la violencia». Una dinámica que se repite una y otra vez en tres fases. La acumulación de tensiones, la explosión y el arrepentimiento.
Durante la primer fase ocurren incidentes menores de agresión que van generando en la victima una situación de inseguridad a partir de que su pareja se irrita con facilidad por cualquier motivo, le grita o la amenaza.
Durante la segunda fase, se produce una descarga de las tensiones de manera explosiva, a través de golpes, empujones o maltrato psicológico. Esta acción explosiva provoca una pérdida de control.
Finalmente en la tercera fase, llamada fase de arrepentimiento, reconciliación o luna de miel, luego de la situación de explosión de la violencia, llega un período de relativa calma y arrepentimiento por parte de quien ejerce la violencia.
Por ejemplo, un varón agresor, se muestra amable, cariñoso y promete no volver a golpear a su mujer. Frente a este nuevo escenario, la victima suele creer que esa violencia no se repetirá. Es en esta fase cuando se corre el riesgo de que la mujer abandone la posibilidad de poner un límite a la situación de violencia vivida y el ciclo vuelve a comenzar.
Si bien el ciclo de la violencia ha permitido y permite identificar pautas de conducta en algunas relaciones violentas de pareja, es preciso considerar que no es un esquema único para comprender dichas relaciones
Los actos violentos aparecen en las escenas de celos, al aislarnos de nuestros círculos como familiares o amigos, en los cambios de humor drásticos, etc.
La violencia asociada a la posesión y justificada a través de los «celos», es una de las más frecuentes. La exigencia de compartir nuestras contraseñas en redes es el comienzo de un largo camino de control.
Si bien, cuando uno está en pareja comparte intereses y espacios, es fundamental tener otras actividades y amigos por fuera de la relación. Tenemos derecho a la privacidad y de salir a donde, cómo y con quién queramos sin pedir permiso.
Los tipos principales de violencia en el noviazgo
Violencia emocional
La violencia emocional curre cuando alguien dice o hace algo para que la otra persona se sienta estúpida o sin valor. El dolor emocional es algo común en las relaciones. Es humano sentir emociones negativas en respuesta a peleas o eventos desagradables en una relación.
Sin embargo, no es saludable sentir que los sentimientos, pensamientos y emociones son regularmente amenazados por la pareja.
El abuso emocional es un rechazo constante del derecho a expresar los sentimientos. Es una violación o ridiculización de los valores y creencias más importantes de la persona.
Entre este tipo de violencias se pueden identificar: insultos, críticas, gritos, humillaciones, burlas o desvalorización.
Asimismo, la violencia aparece cuando uno culpa al otro de todos los problemas de la relación, se utiliza el tratamiento del silencio o en una escala mayor se amaneza con herirse a sí mismo «si la pareja no coopera».
Violencia psicológica
La violencia psicológica es difícil de definir, ya que involucra un espectro de abuso que no ofrece ninguna evidencia física.
Sucede cuando alguien utiliza amenazas y miedo en un individuo para ganar control. Muchos experimentan este tipo de violencia en la forma de restricción, desvalorización, peticiones no realistas o amenazas. También puede incluirse el retiro de información o afecto para extraer cierto comportamiento del individuo víctima del abuso.
Jugar con los sentimientos de la pareja, ignorar o minimizar los sentimientos de la víctima o hacer sentir a la víctima vulnerable y dependiente, son algunos de los ejemplos más comunes de este tipo de violencia
Violencia verbal
Este tipo de violencia ocurre al utilizar el lenguaje (escrito o hablado) para causar daño a la victima. Por lo general, el abuso suele ser practicado puertas adentro, pero en ocasiones pueden presenciarlo familiares y amigos.
El comportamiento puede variar: pueden ser comentarios pequeños y repetitivos, o gritos altos que buscan denigrar a la víctima.
Violencia física y sexual
La violencia física aparece cuando el abusador utiliza una parte de su cuerpo o un objeto para controlar las acciones de la víctima, generalmente visibles en su cuerpo.
Sin embargo, otras víctimas son expuestas a empujones, haladas de cabello, cachetadas, patadas, mordidas, estrangulamiento, puñetazos, entre otros.
Un abusador puede encerrar a la víctima en el hogar, privarla de comida, medicinas o sueño; también puede negarse a ayudarla si está enferma o herida.
Por otro lado, la violencia sexual sucede cuando la victima es forzada a participar en alguna actividad sexual sin su consentimiento.
El individuo abusivo también puede utilizar el sexo para juzgar a su pareja o asignarle un valor; es decir, puede criticar o declarar que la persona no es lo suficientemente buena en el sexo o que el sexo es para lo único que sirve.
Violencia económica y violencia digital
Este tipo de violencia ocurre cuando alguien controla los recursos financieros de su pareja sin su consentimiento, o le da un uso inadecuado a esos recursos.
Esta violencia se manifiesta cuando una persona controla todo el presupuesto del hogar y no deja que la víctima tenga acceso a sus propias cuentas bancarias. Muchs veces quien ejerce la violencia puede prohibirle a su pareja que tenga un trabajo y gane su propio dinero.
Por otro lado, la violencia digital es aquella donde se hostiga e intimida a la pareja mediante el uso de tecnologías.
Ademas, algunas señales de la violencia digital incluyen, control sobre quiénes pueden ser los amigos de la víctima en redes sociales, utilización de localización sin consentimiento, presión a la víctima para que envíe videos explícitos o falta de privacidad en sus cuentas personales.