Una voz se empieza a escuchar cada vez más fuerte en el ambiente de la cumbia y la diversidad. Aquella voz le pertenece a Ayelén Beker, quien fue apodada por la enorme Susy Shock como «La Gilda de las Travas”.
Con una humildad gigante y una gran paciencia para ubicar a todos los que se lo merecen Ayelén dialogó con El Numeral, para contarnos un poco sobre su carrera musical y aquellos obstáculos que tuvo que atravesar hasta llegar a ser la artista que es hoy.
En una entrevista contaste sobre tuas primeros acercamientos a la escena musical y un casting dónde buscaban chicas trans para formar una banda, ¿Cómo te sentiste en ese espacio?
Si bien el proyecto estaba pensado en una banda de chicas trans porque en el casting buscaban chicas trans cantantes y que toquen instrumentos, cuando llegué era la única.
Se presentaron muchas chicas trans, algunas que fueron directo a la burla porque es a lo que esta acostumbrado un poco creo que Buenos Aires, a la trava ridiculizada ¿no?
Quedé solo yo porque al principio iba a ser como un proyecto del estilo de Pablo Vittar, pero después terminamos armando una banda de cumbia donde era la única persona trans.
Una vez que quedé, me di cuenta que estaban usando a una persona trans que los ayudaría a llegar a lugares como Pasión de Sábado con una propuesta novedosa, empezaron los problemas.
Principalmente con un chabón. En ese ambiente está muy naturalizado el abuso del poder. La lógica de yo te doy esto, vos me tenes que tocar la pija.
Me volví a Rosario, rompiendo ese contrato que por suerte no estaba escrito, pero fue super incómoda la situación. Me hacían creer que me iba a quedar sin nada… Sin los sueños que estaba cumpliendo, entre comillas, yendo a la gran Ciudad de Buenos Aires a mostrar lo que sabía hacer que es cantar.
¿Cómo es el camino de la autogestión en la música?
La autogestión es bastante difícil, más siendo una persona trans donde justamente siempre se usa nuestra condición para trabajar o nos dan un laburo cuando son las fechas LGTB+.
Autogestionarse si no tenés contactos es muy difícil, pero tampoco es algo imposible. Es algo que estamos haciendo porque sabemos que lo podemos hacer. Es una decisión, si bien cuesta, significa no tranzar con esa incomodidad de trabajar con un paki que maneja todo. Aunque sigue siendo así porque son muy pocos los lugares LGTB+ a los que podemos ir.
¿La música apareció recién ahora en tu carrera o siempre estuvo presente?
La música siempre fue algo que me ayudó a vivir. Desde chica siempre me gustaba bailar y cantar. Tengo recuerdos de cantar sola, super íntimo o jugando. También imitaba y cantaba canciones de Thalia, pero no iba a hacerlo delante de mi mamá o papá porque me revoleaban algo en el lomo.
Después de grande pude llevarlo a cabo, me costó como 25 años estudiar algo relacionado al arte. Más allá del ojo mirándote que te incomoda, yo seguí y seguí hasta que pude estudiar canto.
Al cantar me sentía como pez en el agua, era lo mío. Al tiempo conocí a Susy (Shock) y realmente escuché un pensamiento parecido al mio: construir a base de una hermandad. De hacer no solamente arte sino también de contruir una familia.
‘Esta persona me representa, dije. Esta mujer sabe de amor desde otro lado y me sentí como que, al final, había una persona que hablaba por esta corporalidad trava tambien que soy yo.
Creo que por ahora es la única artista que me sigue provocando eso de verla y admirarla, de sentir que hay alguien que está haciendo algo también.
¿Por qué haces cumbia y no pop u otro género?
La banda de cumbia fue pensada por este proyecto donde trabajaba antes. Si bien yo soy cumbiera porque amo la cumbia y me crié con la cumbia, en un momento también la odié.
En la adolescencia empecé a reconocerme trans y que el mundo me acepte. Imaginate ser trava, villera y escuchar cumbia, fue como un momento donde no quise saber nada. Una quiere ser como una estrella pop todo el tiempo.
Después, entendí que la cumbia entraba en las casas que tenía que entrar. Siento a la cumbia como mi raíz, en mi casa se bailaba cumbia, en las fiestas, con la comida. Decidí hacerlo porque sentí que era lo que tenía que conquistar. Yo quería entrar a la casa de esa doña que va a escuchar cumbia cantada por una trava.
Ahora el proyecto que hicimos, es más blues y jazz. Siempre soñé con tener una banda así, me gusta ser melancólica y amo esa parte mía. La de encontrarme con todo eso que también implica ser una trava en el amor, en el día a día. Ahora se estrena el registro audiovisual dentro de poco.
Yo se que muchas nos vamos a sentir identificadas en un montón d cosas. Es lo que trato siempre yo, transformar el dolor en arte.
¿Hoy podes decidir a que lugares asistir para evitar incomodidades?
Una vez toqué en un festival el «Tango puto» de Susy y se me metió el locutor a sacarme, fue un montón.
De todas maneras, siempre que toco para público paki, se están codeando, hacen chistes, se miran. Una ya sabe, es una lucha de lo cotidiano, de todos los días. Como decía Marlene (Wayar) el otro día, una travesti hace una marcha todos los días, no es que se pone un brillo una fecha puntual y sale, nosotras luchamos con ese ojo del -no me importa nada- todos los días.
He tenido experiencias hermosas como compartir con Susy o conocer a artistas travas que no conocía. Fui a festivales muy lindos.
Hoy sí elijo no ir a ciertos lugares o no hacer entrevistas donde no quiero. He ido a lugares donde me han presentado como la artista que va contar de su transformación de hombre a mujer. La gente que no entiende nada te pregunta pelotudeces cómo a que edad decidiste, y una no decide nada.
Por ser trava siempre recibimos rechazo, pero el público por lo general me recibe con mucho amor. Cuando canto la gente se sorprende y eso la verdad me llena muchísimo. A las travestis hace mucho tiempo no se les da amor.
Las disidencias solemos conformar nuestras propias familias porque las biologicas suelen ser hostiles, contame un poco sobre House of Caos
Todo empezó en cuarentena, una persona nos juntó y de repente nos encontramos en esto. Yo soy muy madraza, de ese lado me paro y de ese lado construyo: del ser madre, del cuidar.
La casa Caos era un espacio cultural y yo empecé a ir porque daban clases gratis para las travas. Empezamos las clases y terminó siendo un hogar de 20 putos comiendo guiso pensando como mantener una economía.
Somos artistas y lo que queríamos era un espacio cultural que después terminó siendo un lugar de alojo travesti trans no binarie sin financiamiento estatal. Ahí se formó esta familia.
¿Qué cambios esperas para el futuro de la música?
No soy tan optimista. Yo siento que el mundo no cambia y no va a cambiar porque una travesti este arriba de un escenario. Capaz si va a cambiar para otra trans o disidencia que se puede subir a un escenario a futuro, pero siento que es muy difícil cambiar el mundo.
Sé que hay un montón de cosas que cambiaron, hoy mal que mal estamos nombrades, pero siento que el mundo es una mierda con las personas trans.
¿Qué se viene en la carrera de Ayelén Beker?
Estamos por producir un nuevo material con la banda de cumbia que ahora se llama Ayelén Beker con champagne en las venas. Además queremos lanzar un proyecto que me gusta mucho y lo voy a escuchar un millón de veces que es Cabaret Queer.
También va a salir un video junto a Sudor Marika que va a estar muy bueno en julio y llegando a septiembre se viene un nuevo disco.