Un 24 de junio como hoy, pero del año pasado, se promulgó la Ley 27.636 de Cupo Laboral Travesti Trans Diana Sacayán – Lohana Berkins. Un hito histórico para la ampliación de derechos de las personas travestis y trans de nuestro país.
La norma estableció que el Estado nacional, comprendiendo los tres poderes que lo integran, los ministerios públicos, los organismos descentralizados o autárquicos, los entes públicos no estatales, las empresas y sociedades del Estado, deben contar con una proporción no inferior al 1% de la totalidad de su personal con personas travestis, transexuales y transgénero, en todas las modalidades de contratación regular vigentes.
A los fines de garantizar el cumplimiento de este cupo, los organismos públicos deben establecer reservas de puestos de trabajo a ser ocupados exclusivamente por estas personas. También deben reservar las vacantes que se produzcan en los puestos correspondientes a los agentes que hayan ingresado bajo el régimen de esta ley para ser ocupadas en su totalidad por personas travestis, transexuales y transgénero.
En el caso en que las personas aspirantes a los puestos de trabajo no hayan completado su educación, se permitirá su ingreso con la condición de cursar el o los niveles educativos requeridos y finalizarlos, y esa capacitación será responsabilidad de las autoridades. Tampoco podrán ser valorados los antecedentes contravencionales que «resulten irrelevantes» para el acceso al puesto laboral.
De esta manera, la ley contempla la identidad de género; el libre desarrollo personal; la igualdad real de derechos y oportunidades; la no discriminación; el trabajo digno y productivo; y la educación. Asimismo, la seguridad social; el respeto por la dignidad; y la privacidad, intimidad y libertad de pensamiento.
Travesticidio social
Aquel 24 de junio, las compañeras activistas cantaron y se emocionaron dentro del Congreso de la Nación, no solo por la sanción de la Ley, sino por todas las que se quedaron en el largo camino que llevó esta conquista.
Si bien, aún no podemos decir que se aplica al 100%, la sanción habilita un piso de derechos básicos por los que hay que seguir peleando.
Activistas y militantes del colectivo travesti trans, aseguran que durante este año muchas que lograron conseguir trabajo sufrieron violencia simbólica. Algunas relatan que adentro de sus respectivos trabajos formales, no les daban ninguna tarea y que pasaban jornadas enteras frente a una computadora sin saber que hacer.
Por otra parte, las más grandes cuentan lo difícil que se vuelve acceder a la ley de inserción laboral teniendo más de cuarenta años o no habiendo terminado el secundario. De este conflicto, además, se desprende una serie de interrogantes que aún el estado no supo responder. ¿Qué pasa con la calidad de vida de aquellas que siguen ejerciendo el trabajo sexual como única salida? ¿Y con la jubilación de las compañeras travestis trans que logran acceder a un empleo formal a los 50 años? ¿Qué pasa con aquellas que tienen innumerables problemas de salud, producto del cis-tema heteropatriarcal, y no podrán jamás acceder a un empleo formal?
Hay una conquista que se celebra, pero también es importante no quedarnos de brazos cruzados. La ley es reciente y de nosotros depende su correcta aplicación. Además, el estado debe garantizar una reparación histórica para aquellas mujeres travestis y trans que fueron perseguidas sistemáticamente tanto en dictadura como en democracia.
«Nuestra venganza será llegar a viejas”
En diálogo con El Numeral, Gala Olimpia, militante trans y artista aseguró: «Aún hoy nos matan, nos desaparecen, nos llevan presas. Nos dan como destina una esquina, un privado, la prostitución que para muchas de nosotras no es trabajo. Un 24 de junio como hoy, pero de 2021, el parlamento nos reconocía como sujetas de derechos políticos; se aprobaba la Ley de Cupo Laboral Diana Sacayan Lohana Berkins, pero el estado aún no nos garantiza ese 1% y mucho menos en la Provincia de Buenos Aires».
«Queremos que se implemente el cupo laboral travesti trans para que más de une de mis compañeres tenga el acceso a un empleo formal. Mis compañeras aún están en ese sistema, el prostituyente. Si hay una ley, ¿Por qué no la respetan? Nosotras no queremos privilegios, exigimos derechos humanos, queremos vivir dignamente, queremos techo, trabajo, una obra social. Como dice Lohana Berkins: nuestra venganza será llegar a viejas”, concluyó.