El 25 de mayo de 1895 Argentina cumplía 85 años del primer gobierno patrio. Y mientras tanto en Hoboken, Nueva Jersey, nacía Dorothea Lange, la primera hija de una familia de inmigrantes alemanes de segunda generación que habían llegado a Estados Unidos a inicios del siglo XIX.
Los inicios
En 1917, a los 22 años, Dorothea Lange entró a estudiar fotografía en la escuela Clarence H. White de la ciudad de Nueva York. En 1919 se graduó y comenzó un camino que le tendría guardado un lugar muy importante.
Apenas un año después de graduarse decidió salir de su estudio de San Francisco. Empezó a ver que su camino la llevaba a mostrarle al mundo la desigualdad en la que se vivía. Vio que los sectores más humildes no eran visibilizados ni mostrados en las fotografías de la época. Y hacia allá fue. Durante 20 años se dedicó a inmortalizar los rostros y las condiciones de vida de esas personas. En el medio, pasó algo que profundizó aún más la situación de desigualdad: la Gran Depresión de 1930 causada por el crack de Wall Street ocurrido en el año 1929.
Sus primeros trabajos
Con la decisión de comenzar a retratar a los sectores más humildes, desempleados y personas sin hogar comenzó a difundirse su nombre. Fotógrafos locales llegaron hasta su trabajo y esto llevó a que la contrataran desde la «Administración para la Seguridad Agraria» (Farm Security Administration).
Mientras tanto, en diciembre de 1935 se divorcia de su primer esposo y padre de sus hijos Daniel y John: Maynard Dixon. Luego de un tiempo, se casó con el economista agrario Paul Schuster Taylor. Y fue junto a Taylor que comenzó a realizar un documental sobre la explotación de los trabajadores inmigrantes y la pobreza rural. Seis años fue el tiempo que le dedicaron a este proyecto en el que Taylor hacía las entrevistas y tomaba nota de la información económica, mientras Lange hacía las fotos.
En paralelo a esto, entre 1935 y 1939 Lange trabajó para departamentos oficiales. Y también distribuyó sin costo sus fotografías a los periódicos nacionales. Con estas acciones, logró dar mayor difusión a su trabajo.
Madre migrante
Pero sin dudas hubo una foto que marcó un antes y un después. Corría el año 1936 cuando Dorothea Lange tomó esa foto que marcaría su vida y su carrera. Fue Florence Owens Thompson, una mujer nativa americana la protagonista.
Durante un viaje por una ruta de Estados Unidos, pasó junto a un campo de recolectores. Tras avanzar unos metros, regresó al lugar. Algo le dijo que tenía que entrar, un instinto que la llevó a encontrarse con una congregación de más de 2.000 migrantes agricultores. Y Florence Owens Thompson era una de ellos.
Junto a sus 6 hijos, vivía trabajando y comiendo los pocos vegetales que encontraba en los campos. Su rostro tostado por el sol se convirtió en todo un símbolo. Se trataba del símbolo de la oleada de personas que llegaban a los campos en busca de trabajo en un momento en el que Estados Unidos vivía su crisis más importante.
Lange creía en la fotografía como promotora de cambios. Y fue por eso que dedicó el resto de su vida al «retrato social».
Sus viajes
Durante la Segunda Guerra Mundial Lange permaneció en Estados Unidos para retratar a las familias japonesas que habían sido desplazadas por la violencia. En 1941, 4 años antes del fin de la guerra, recibió el premio Guggenheim Fellowship por la excelencia en fotografía.
En diciembre de ese año, después del ataque a Pearl Harbor, se dedicó a registrar la evacuación a la fuerza de los japoneses estadounidenses en los campos de concentración del oeste del país. Así, cubrió los actos de reubicación de los japoneses y su evacuación temporal en centros de reunión y los primeros campos permanentes. Sus retratos de mujeres japonesas estadounidenses saludando a la bandera antes de ser enviadas a campos de concentración se convirtieron en una imagen de época muy fuerte. Eran personas que habían sido detenidas sin una acusación penal y que no habían tenido la posibilidad de defenderse. Y fue tal el golpe que causaron, que el ejército las embargó.
Finalizada la guerra viajó junto con su compañero Taylor a África, Latinoamérica y Asia. Y algunos años después, en 1952, se convirtió en la cofundadora de la revista Aperture.
En 1964 la grandeza de su trabajo la llevó a ser la primera mujer solista en exponer en el MoMA (Museo de Arte Moderno) de Nueva York.
En esos tiempos comenzaron a aparecer problemas de salud que fueron la secuela de la polio que había sufrido cuando tenía apenas 7 años. A esto se le sumó un cáncer que complicó todo. Pero a pesar de eso, ella trabajó durante 14 meses en la exposición. Aunque no la llegó a ver inaugurada.
El 11 de octubre de 1965, a los 70 años, se iba de este mundo una de las fotoperiodistas más importantes de la época. Tres meses después, en enero de 1966, fue inaugurada la exposición que homenajeó a esta luchadora y fotógrafa social que trabajo.
«Por malo que sea, el mundo está potencialmente lleno de buenas fotografías. Pero para ser bueno, las fotografías tienen que estar llenas del mundo”
Dorothea Lange