Ire Paz tiene 29 años y es une artista trans no binarie. Nació en Bariloche, vivió hasta su adolescencia en Río Negro, y actualmente habita el barrio de Haedo.
Hace algunas semanas atrás presentó «Edificios que se derrumban», un disco con una sensibilidad poco antes vista. Ire Paz, atravesade por el caos y la incertidumbre, nos comparte su búsqueda.
En diálogo con El Numeral, le musique nos invita a viajar para adentro, recorrer su infancia y sus procesos de composición hasta llegar a donde esta hoy.
¿Cómo fue tu llegada a Buenos Aires?
En el momento en el que vine a Buenos Aires, era muy joven y no sabía lo que quería hacer. Ya cantaba mucho, pero no componía. Me vine principalmente porque quería estudiar y sabía que en Buenos Aires había una gran oferta para un montón de cosas. Llegué y me anote en la carrera de Filosofía, después la dejé, me fui a Bibliotecología, me recibí de bibliotecarie y en el medio empecé a hacer música y me metí cada vez más, así que actualmente el tiempo que no estoy en la biblioteca estoy haciendo música.
Estudio canto hace casi 15 años. Al principio estuve en un coro, después me metí a estudiar música con profesoras particulares hasta que me pasé a los instrumentos: guitarra, ukelele, un poco de piano, etc. Siempre fui muy de ir a aprender algo un año y aplicarlo en la escena. Pero sobre todo tuve un gran momento en mi carrera, que fue cuando me anoté en un taller de composición de Juan Manuel de Falla, que cambió mucho mi perspectiva sobre la música. Me gusta estudiar, sigo estudiando producción músical, no puedo parar.
Estoy empezando a producir, pero todavía no me animo a decir que produzco. Me interesa seguir por ahí, aunque me gusta mucho la composición y los arreglos de voces. Mi instrumento principal es la voz, todos los instrumentos que toco son acompañantes.
Edificios que se derrumban
En el disco que presenté hace poco, el 9 de julio, jugué con muchos arreglos de voces y con minimizarlos. Durante la presentación dirigí un coro, fue un momento muy hermoso y mi deseo a futuro esta ahí, en la dirección de voces.
Respecto al disco, lo producimos con Juan Barallobres. Fue un trabajo de más de un año y medio en donde aparecieron todos los temas y el camino que harían. La producción del disco está pensada de manera muy minimalista.
Se llama Edificios que se derrumban porque reúne las canciones de diferentes momentos de mi vida, de diferentes procesos internos y si bien estas canciones no son las primeras que hice, fueron acompañando el descubrimiento de mi identidad, de quién era y de qué quería.
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Hoy me defino como una persona trans no binarie, nombrarme me genera paz, pero para llegar al lugar donde estoy, tuve que derrumbar muchas formas de ver el mundo y relacionarme con el. Esas estructuras fueron deshaciéndose y quería que el disco reflejara ese camino, el de una persona que con cierta ternura y simpleza puede descubrirse.
La elección del nombre del disco
Hay algo en la forma en la que cae la nieve que yo siento que se ve muy reflejado en el disco. Una vez me preguntaron cuál era el sonido que más me remitía a mi niñez y era el de la nieve cayendo, el de una tonelada de nieve que supo posar en un árbol y a raíz del viento cae de repente. Una calma tormentosa. Quería que quienes escuchen, se encuentren en mis canciones.
La recepción del disco fue increíble, nunca pensé que iba a suceder lo que sucedió. Para la presentación trabajamos un montón, fuimos muchos. Hicimos escenografía, participaron bailarines, expusieron fotógrafes y grabamos toda la presentación para publicarla pronto. Pude ver materializarse un montón de cosas. Además llenamos el centro cultural donde más toque en Buenos Aires, Qi Villa Crespo, un lugar que me acompañó mucho a encontrar mi sonido y que trabaja mucho para mover la cultura under y sus artistas.
No solo me llegan mensajes hermosos todos los días, sino que dibujan, pintan y hasta bordan obras con letras de mis canciones.
¿Cómo es el proceso de componer una canción?
Componer es lo que más me gusta en la música, porque me gusta componer, inventar melodías, inventar historias, creo que soy muy dependiente de la poesía. En casa tengo un pizarrón gigante, donde voy anotando problemas que quiero resolver a través de la música y veo como llego a eso. Antes no era así, antes buscaba el sentimiento mas puro, ahora ese sentimiento está, pero trabajo en sacarle capas hasta encontrar lo más mínimo y bello de contarlo.
Hay canciones que son muy fáciles y canciones que son muy difíciles, a veces se me viene una letra o una idea y me pongo a buscar una melodía y otras donde la melodía aparece sola y me lleva a buscar la imagen o lo que quiero decir.
Además, tengo amigues con mucho talento y honestidad que reciben todo lo que quiero compartirles y me corrigen. Trato de apoyarme mucho en sus vivencias y en la manera que tienen de contar historias, converso mucho con la gente, entonces me gusta pensar cómo viven y cómo vivirían esas historias.
Antes de hacer música, empecé escribiendo, formé parte de varias antologías de poesía, pero me di cuenta que no me alcanzaban las palabras. Puedo decir que a través del defecto, encontré un nuevo lenguaje. Ojalá pudiera escribir poesía, pero como no puedo hacerlo, escribo canciones.
Ahora no se cuando sacaré un nuevo disco, nos estamos acomodando a este que recién salió. Nuestro próximo gran proyecto es viajar a la Patagonia y girar con la música.
Espacios para tocar
A la hora de buscar lugares para tocar, creo que la clave es organizar nuestras fechas y solo asistir a lugares a los que queramos ir. Por lo general nos conocemos todos entre todos y nos invitamos a nuestros propios eventos.
Al ser leide como femeneidad, tengo que hacer mucho hincapié arriba del escenario en el uso adecuado de los pronombres o en que mi identidad no da lo mismo. Pero creo que tengo una gran tolerancia muy grande y se que hay personas que no lo van a entender. Cuando alguien viene con mala onda, no reacciono. Por lo general me muevo en circuitos muy queer o gestionados por mujeres y eso me da seguridad.
De todas maneras no esta mal ir a lugares donde ideológicamente no coincidimos, si voy a lugares que no son tan abiertos tengo una ventaja muy grande para pasar desapercibe y confundir en el escenario a la gente, con mi nombre, con mi pelo, etc.
Primer cancionero trans de Latinoamerica
Si tengo que destacar mi mejor experiencia en la música, y donde aprendí mucho fue cuando participé del primer cancionero trans: Brotecitos. A mi me flashó mucho, me invitó Javiera al proyecto y no pensé que iba a terminar tocando en la Ballena Azul del CCK, no lo podía creer. Me partió la cabeza, no solo compartir con todos los artistas involucrados, sino la relación con Michelle Vargas Lobos, una amiga de Susy Shock con quien escribí la canción.
Fue muy lindo porque Michelle entendió muy bien lo que quería hacer, me dio una posibilidad fantástica de crear sonidos a raíz de sus palabras. Me acuerdo que la primera vez que toqué, me puse a llorar. Para mi fue muy fuerte, me prestó su historia para que yo haga arte. Le tengo un agradecimiento eterno, y si bien la grabación es hermosa, compartir ese momento con Michelle fue incomparable. Hoy me siento al servicio de ella y de toda la comunidad, que dentro del colectivo es la mas vulnerada.