“La memoria es una hipótesis capaz de invocar un legado dormido, reactualizarlo y referir de una manera nueva los acontecimientos que parecen actuar en serie, separándolos, tratándolos uno a uno, para luego reenlazarlos de manera nueva”, supo decir Horacio González sobre esa herramienta tan importante que como pueblo nos conecta con la historia, con nuestro relato personal pero también con lo que hace a las características del pueblo que habitamos, de su identidad.
Es que la memoria y la identidad están conectadas por esa necesidad de saber quiénes somos, de dónde venimos y cuál es el horizonte que queremos construir. Por eso, cada 22 de octubre se conmemora el Día Nacional del Derecho a la Identidad, en homenaje a la lucha que las Abuelas de Plaza de Mayo vienen realizando hace 45 años para restituir a los centenares de niños y niñas apropiados por la dictadura cívico-militar a sus familias, y promover la conciencia sobre este derecho humano fundamental, como es la identidad, que nos constituye como sociedad.
Uno de esos nietos restituidos, que ha seguido comprometido a la búsqueda de memoria, verdad y justicia a través de su militancia activa es Guillermo Pérez Roinsinblit, nieto de Rosa Tarlovsky de Roinsinblit, vicepresidenta de Abuelas. Como tantos otros bebés apropiados, nació en la ex ESMA y vivió durante más de dos décadas con sus apropiadores.
Ellos negaron sus orígenes, alteraron su identidad y todo lo que ello conllevaba como sujeto social. Un llamado anónimo a la asociación de las Abuelas de Plaza de Mayo en el año 2000 cambió para siempre su destino, volviéndolo a conectar con aquellas raíces que habían querido borrarle, pero que la persistencia de la lucha hizo posible florecer.
“Cuando a mí me restituyeron mi identidad, me cambió todo. Yo era hijo único de padres divorciados, nacido en parto domiciliario en José C. Paz un 24 de noviembre de 1978 a las dos de la tarde. Según esa partida de nacimiento, debería haber sido de sagitario, por ejemplo. Y en realidad soy de escorpio. No era hijo único, sino que era el menor. Mis papás no eran mis papás. Y no nací con parto domiciliario, sino que nací en el sótano de un centro clandestino de detención como es la ESMA, en cautiverio”, relata Guillermo sobre esa la vulneración y supresión que sufrió durante décadas de su identidad.
“Tu identidad está compuesta por tu ideología, por tu religión, por todas tus creencias, tu percepción de vos mismo frente a la sociedad, cómo te autopercibís»
Es que la identidad es el eje bajo el cual giran todos los demás derechos. Es la puerta de entrada a la esencia de la condición humana, de lo que nos conforma. Guillermo aclara que no solo tiene que ver con la restitución de un nombre, sino del lugar de donde uno viene, el territorio y el contexto en que nace. “Tu identidad está compuesta por tu ideología, por tu religión, por todas tus creencias, tu percepción de vos mismo frente a la sociedad, cómo te autopercibís. Y también cómo la sociedad te identifica y te percibe a vos. Es mucho más que el simple nombre”, aclara.
La lucha inclaudicable de las Abuelas
La organización de las Abuelas, que desde hace 45 años empezaron a juntarse alrededor de la Pirámide de Plaza de Mayo para buscar a sus hijxs y nietxs desaparecidos, a pensar en conjunto la manera de concientizar, de conseguir información y de plantar una postura de vida, no se ha detenido.
Es que a lo largo de los años, esa lucha sin respiro las llevó a ser referentes sociales de los derechos humanos y de la búsqueda de la verdad y la justicia en las diferentes áreas de nuestra sociedad.
“Estoy muy orgulloso de las Abuelas. Independientemente del amor que le tengo a la mía y a las demás, a las Abuelas las considero próceres. Los próceres que nosotros hemos podido conocer, los contemporáneos. El prócer es una personalidad destacada que se encuentra muy lejos en la línea de tiempo y que casi es una leyenda, pero que ha realizado actos de arrojo, de valentía, con una valía única para la formación de nuestra patria. Cuando vos agarrás y traspolás eso, y tendés un puente entre esa definición y algo actual, no cabe más que empezar a pensarlas así”, asevera Guillermo respecto al concepto que guarda de las Abuelas para sí y para lo que representan en nuestra sociedad.
«Independientemente del amor que le tengo a la mía y a las demás, a las Abuelas las considero próceres. Los próceres que nosotros hemos podido conocer, los contemporáneos».
Guillermo explica que cuando las Abuelas arrancaron con su histórica lucha, la mayoría de ellas no tenía una formación en derecho ni especializaciones para poder llevar adelante su reclamo con herramientas profesionales. Muchas de ellas eran amas de casa, sin embargo, el compromiso y la persistencia de los años, y el coraje por superar las adversidades, hizo que aprendieran cada uno de los mecanismos necesarios en materia jurídica, en derechos humanos e incluso en lo que respecta a lo científico y genético.
“Empezaron a escribir habeas corpus, a golpear las puertas de los juzgados, de las iglesias, de los organismos, de los ministerios. Muchas se les cerraron en la cara, pero persistieron. Y esa búsqueda se fue extendiendo, ampliando. Llegaron a embajadas. Pudieron llevar su mensaje al exterior, a distintos países. Entonces, ya tenían que aprender a moverse con referentes, con líderes. Y de repente estaban sentadas en la mesa de los organismos internaciones y hablaban con líderes religiosos, con presidentes de otros países”, comenta.
También agrega un detalle en ese sentido que simboliza la importancia de esa labor en materia de derechos humanos en el mundo: “la Declaración de los Derechos del Niño contiene tres artículos que se los conoce como los ‘artículos argentinos’. Son el 7, el 8 y el 11, que hablan del derecho a la identidad. Y esos tres artículos están pensados y redactados por el honor a la lucha de las Abuelas”.
Seguir sembrando memoria
En el marco de los 45 años del Día Nacional del Derecho a la Identidad, las campañas de concientización de Abuelas siguen más vigentes que nunca. A través de diferentes propuestas que invitan a la indagación de la memoria desde el amor, la solidaridad y el compromiso con nuestra identidad nacional.
La necesidad de visibilizar esta búsqueda es una tarea que escapa a una fecha particular. Además, que tiene la misión de ser un causa permanente de nuestro pueblo de cara a nuestro futuro, y en respuesta a un pasado que sigue latente y en recuperación.
Guillermo afirma en esa línea: “La dictadura nos pasó a todos como sociedad, no le pasó nada más a los 30.000 y a sus familias. Nos pasó a todos. Y en esto, los desaparecidos nos faltan a todos, los conocieras o no. Entonces, como sociedad, todos tenemos que estar buscándolos y no solo a los 30.000 sino a esa pequeña porción de desaparecidos con vida. Porque nosotros somos desaparecidos con vida, los hijos de desaparecidos que fueron apropiados”.
“La dictadura nos pasó a todos como sociedad, no le pasó nada más a los 30.000 y a sus familias. Nos pasó a todos”
Y suma: “Es una obligación como Estado, como sociedad, buscarlos. Pero independientemente de lo que es obligación, nadie puede dejar de empatizar con eso. Todo el mundo puede comprender lo difícil que es que te roben siendo una criatura, que te cambien tu identidad, que te alteren tus orígenes, que te apropien (…) Estamos hablando de delitos que además de ser penales, lastiman a toda la humanidad, por eso son de lesa humanidad, imprescriptibles”.
«Es una obligación como Estado, como sociedad, buscarlos. Pero independientemente de lo que es obligación, nadie puede dejar de empatizar con eso, todo el mundo puede comprender lo difícil que es que te roben siendo una criatura, que te cambien tu identidad, que te alteren tus orígenes, que te apropien»
Este año, desde la Asociación vienen trabajando con la consigna “#Tebuscodesde”, donde cada uno puede subir una foto, un relato, un video, contando desde dónde busca a los nietos que están faltando. Asimismo, también cuentan con el spot “La Pregunta”, la cual busca promover una reflexión para aquellos que tengan dudas acerca de sus orígenes a partir de la mirada de sus propios hijos, como un espejo a partir del cual indagan su propia identidad.
Spot La Pregunta
“Si ellos tienen su identidad suspendida, qué pasa con su hijos, con los chicos que están en la misma generación que mis hijos. Bueno, también tienen alterada su identidad. Entonces, estamos buscando a tres generaciones de desaparecidos: mi padre, la mía, y también los hijos de esos nietos, porque ellos también tienen su identidad suspendida”, señala Guillermo.
Sin embargo, el nieto de “Rosita” expresa que la búsqueda es de todos los días. Desde la Asociación vienen realizando charlas en diferentes instituciones, ya sean colegios, universidades, sindicatos, para invitar a la sociedad a pensar acerca del derecho a la identidad.
“Que se charle en la mesa familiar, en una reunión; para que cuenten qué es lo que pasó. Y tal vez eso hace que un tío, una tía, una abuela, recuerden que de la nada una pareja cuya mujer no estaba embarazada apareció con un bebé en brazos por aquellos años, a finales de los setenta y principios de los ochenta. Eso genera un llamado telefónico a la casa de las abuelas, que podría ser anónimo. Con eso (como pasó en mi caso con dos llamadas telefónicas a la casa de las Abuelas) concluyan una búsqueda de más de cuatro décadas”, esclarece.
Y afirma, finalmente: “Lo peor no es que te cuenten que sos apropiado, que la persona a las que llamás papá o mamá no lo son. Eso no es lo peor. Lo peor es lo que te pasó hace 45 años, cómo naciste, cómo te arrancaron del corazón de tu familia, cómo te cambiaron la identidad. Y lo peor es que pasó”.