La nueva testigo del caso de Santiago Maldonado, una profesional que declaró que Gendarmería lo detuvo, lo interrogó en la estancia de Benetton y “se les fue la mano”, acudirá a la Cámara de Apelaciones en Comodoro Rivadavia para apelar la desestimación de su denuncia por persecución y amenazas de las que afirma haber sido víctima.
Antes y después de aportar su testimonio en la causa por la desaparición y muerte de Maldonado, ocurrida durante la represión de esa fuerza a la comunidad mapuche de Cushamen el 1 de agosto de 2017, ella y su familia fueron blanco de persecuciones, seguimientos y hostigamiento por parte de sus jefes gendarmes.
El fiscal federal Federico Baquioni sobreseyó a los gendarmes al desestimar que haya existido tal acoso, y ahora la mujer y su abogado exigirán que la causa sea reabierta. Además, el abogado pedirá que la vuelvan a integrar al programa de protección de testigos, tal como establece la Ley de Víctimas.
Recordemos que la profesional de la salud es hija de gendarme y fue referente dentro de un espacio de género en el escuadrón de Gendarmería de Esquel.
Qué había dicho la testigo
En su declaración brindó un extenso y detallado testimonio. Con precisión de nombres, apellidos, fechas, lugares y circunstancias.
Allí afirmó que en su consultorio varios gendarmes comentaron en el operativo del 1° de agosto en la Pu Lof de Cushamen “había un detenido y se referían a él como el hippie”.
Según lo que escuchó la médica lo habían llevado al campo de Benetton para sacarle información pero “se les fue”.
Esta profesional civil de Gendarmería dio su nombre, apellido y datos personales ante la fiscalía. De acuerdo al relato, al día siguiente, el comandante Juan Pablo Escola le pidió que escondiera en su casa una caja donde había un arma, celulares y un trapo ensangrentado, pero ella se negó.
En otro tramo de la declaración, dijo que el marido de una enfermera le había comentado que “había recibido un radio encriptado que decía qué hacer con el cuerpo”. Y afirmó que el comentario los días siguientes en el escuadrón era que Escola dio la orden y Andrés Ahumada lo mató.
Ahumada fue el gendarme que admitió haber entrado armado a la Lof, desmintiendo a los funcionarios de Mauricio Macri.
Según la familia de Santiago Maldonado esta declaración conecta todas las piezas, por lo que si la causa no estuviera paralizada ya habrían acontecido detenciones y allanamientos.
La mujer está en peligro
Si bien, la Ley de Víctimas dice que desde el comienzo hasta el final de una causa hay que proveerle seguridad a la víctima y a sus familiares, en este caso la mujer está desprotegida por completo.
La testigo había relatado que en su trabajo la empezaron a llamar “zurdita” y que le advirtieron “que era una testigo clave porque estaba sabiendo mucho, que le tenían que cerrar la boca, y que se cuidara”.
Según su relato, desde el 2017 es victima de seguimientos por parte de inteligencia de la Gendarmería. Tal es el miedo, que en el año 2021 decidió mudarse de provincia.
Las denuncias por el acoso y persecusión sufridas por la mujer a los tres meses fueron desestimadas. Al mismo tiempo sobreseyeron a los jefes de Gendarmería acusados y le quitaron todo tipo de protección.
Con información de Página 12