Micaela Vilchez tiene 23 años y llevó adelante un embarazo sin complicaciones, siempre acompañada por profesionales de la salud. Sin embargo, en la semana 38 del embarazo cuando fue derivada al Hospital Materno Neonatal de Pilar, Micaela sufrió una serie de vulneraciones que desencadenaron una infección y posteriormente la muerte de su bebé recién nacido.
Todo comenzó el 14 de septiembre cuando la joven acudió a un control de obstetra en el centro de salud ya mencionado. Allí Micaela le comentó al profesional que tenía picazón en las manos. Le realizaron un hepatograma y a pesar de que le dijeron que ella y su bebé estaban bien, la internaron por una posible colestasis que podría complicar el parto. Nunca se confirmó si Micaela tuvo colestasis.
Una vez internada, a Micaela le dieron pastillas y le pusieron goteo para inducir el parto. Varias horas después, advirtieron que no dilataba. Aún así, insistieron en un parto natural. Esto implicó casi cinco horas de dolor, un desgarro y la pérdida de mucha sangre que le agudizó la anemia con la que había llegado.
“Está sufriendo mucho esta chica”, escuchó Micaela que comentaban dos parteras. Les pidieron al médico una cesárea pero se la negó.
❌»No llores ahora que cuando lo estabas haciendo no te quejabas»
❌»En este lugar no hay cupo para mujeres pariendo»
❌»Para que te voy a explicar si no lo vas a entender»☝🏾Estas son algunas expresiones de la Violencia Obstétrica 🤰🏽#NoMasViolencia pic.twitter.com/8AF8bx8bg8
— Tinta Violeta💚💜 (@entintavioleta) December 26, 2022
“Me dejaron intentando un rato más y se dieron cuenta que la cabeza de mi bebé no estaba bien ubicada. Volvieron a pedir una cesárea y el doctor la volvió a negar”, contó Micaela al medio Tiempo Argentino.
Luego de obligarla a realizar unos ejercicios para que el bebé se acomode, la trasladaron a una cama dura y allí dos médicos le practicaron el método no recomendado Kristeller. Este procedimiento consiste en presionar el abdomen de la persona gestante para lograr que salga el bebé.
“Mi hijo pudo nacer y me lo apoyaron en el pecho. Yo llevaba varias horas en las salas de parto y escuchaba cómo lloraban los bebés. Y cuando me pusieron a mi bebé, no lloraba normalmente, era apenas un llantito. Me lo dejaron dos minutos y se lo llevaron para limpiarlo”, cuenta Micaela.
Luego de realizar una episiotomía por su desgarro durante el parto le comentaron que su hijo había nacido con un problema respiratorio pero que era normal.
“Estuve cinco horas intentando tener al bebé por parto natural. Era un parto inducido, mi bebé no estaba preparado para nacer, no estaba acomodado e igual me hicieron tener por parto natural”
La cantidad de sangre que perdió durante el parto le impidió ver a su bebé ese día. Fue al día siguiente que fue a neonatología donde le advirtieron que su hijo tenía complicaciones respiratorias y esperaban a que se despertara para ver cómo había evolucionado. No había pasado una hora cuando la llamaron para avisarle que su hijo había muerto.
La violencia no termina
Además de haber sufrido violencia obstétrica y mala praxis, Micaela estuvo sola durante todo el parto. En el hospital le impidieron estar acompañada de su pareja y su familia.
Puntualmente, una vez que le comunicaron la muerte de su bebé, pasó media hora sola mientras afuera su familia fue maltratada por el personal del hospital que le negaban el ingreso.
El 18 de septiembre Micaela y su novio pusieron la denuncia en la Comisaría 5° de Pilar. A raíz de eso, se secuestró la historia clínica y se practicaron dos autopsias al bebé. La causa hoy está en IPP (Investigaciones Penales Preparatorias) como “averiguación de causales de muerte”.
Con información de Tiempo Argentino