“El público del conurbano tiene un agite especial” aseguran integrantes de Conurbalkan, una orquesta popular que indaga en las músicas de los pueblos de la península balcánica. En la actualidad, está conformada por diez artistas de diversos géneros: música, actuación, circo, etc.
El Numeral conversó con Tefi y Tremen, parte de la orquesta, quienes recordaron cómo arrancó el proyecto musical qué géneros lo integran y que cambió desde aquel inicio, cuatro años atrás.
P: ¿Cómo está integrada la orquesta?
R: La banda estuvo y está compuesta en su mayoría por musiques del Conurbano Oeste. Actualmente somos diez personas con formaciones variadas. Hay quienes pasaron por conservatorios, pero también hay gente con larga trayectoria circense e incluso carreras universitarias como Musicoterapia, Psicología, Trabajo Social o Estadística, lo que hace que el grupo sea bastante heterogéneo en este sentido. En la percusión están Tefi (23) y Male (40), en los trombones Noe (31) y Edu (38), en la tuba Juli (38), cantando y animando Nano (38), en el clarinete Gusti (38), en el saxo alto Maxi (37), en el acordeón Rabi (37) y en la trompeta Tremen (32).
P: ¿Por qué el nombre?
R: El nombre surgió de la combinación de los términos “Conurbano”, donde se funda la banda, y “Balkan Beat”, nombre que se le da al conjunto de músicas que provienen de la Península de los Balcanes y se popularizaron en el marco del auge de la “world music”.
P: ¿Qué cambió con el paso del tiempo?
R: La banda fue pasando por varias etapas, siempre mutando. En un comienzo (2017) eramos un grupo de cinco o seis vientistas en plan grupo de estudio. Al año siguiente ya eramos alrededor de trece, más en formato fanfarria: acordeón, cuatro percusionistas y muchos instrumentos de viento.
P: En sus inicios, ¿Qué referencias musicales tenían?
R: La banda, en lo local, contó con una referencia inmediata en cuanto al género que fue la Boop Band. La banda de la zona tuvo una trayectoria de alrededor de ocho años, en la que participó nuestro tubista Juli tocando el bombo. El proyecto congregaba a grandes músicxs e indagaba en la música de la Europa oriental y la música klezmer.
Respecto de las influencias de la Conur, cada integrante traía las suyas. Hubo quienes habían escuchado algo de la No Smoking Orchestra, Fanfare Ciocarlia, Gogol Bordello, etcétera, y quienes casi no conocíamos bandas del estilo. En este sentido, fue invaluable el aporte del percusionista Federico Gindelli que, además de venir a ensayar al oeste desde La Boca durante años, nos iluminaba con sus conocimientos acerca de esta música tan particular, la forma de tocarlo y sus mayores exponentes, desconocidos para la mayoría de la banda.
P: ¿Es diferente hacer música en CABA que en el conurbano bonaerense?
R: Como dice una gran banda del Conurbano, «en el Oeste está el agite». Y la banda no por casualidad nace acá. Podría nombrarse a la tradición musical del conurbano y a lxs grandes artistas y proyectos y movidas de la zona. Por ejemplo, la escuela autogestiva de vientos llamada La Guarnición, por la que pasó gran parte de la banda.
Por otro lado, si bien la Capital Federal pareciera resultar una vidriera a la que acceder para tener trascendencia o el sitio donde todo sucede -no sólo a nivel regional, sino casi nacional también-, nosotrxs venimos apostando al crecimiento desde acá, que es una especie de resistencia a esto. Nos sentimos apoyados por un público local que siempre la agita y acompaña.
P: Si tuvieran que catalogar a la banda en 3 géneros, ¿Cuáles serían y por qué?
R: Podríamos hablar de tres ramas fundamentales. La música del pueblo judío, klezmer; la música del pueblo gitano, que tiene como exponentes más conocidos al flamenco español o el gipsy jazz, pero encuentra expresiones en casi todo el mundo; y la música balcánica, que es una manera de catalogar a la amplísima y muy diversa música de la periferia de la Europa occidental y hegemónica pero que, en realidad, cuando indagamos resulta tan difuso como hablar de música sudamericana.
P: ¿A qué público se dirigen?
R: El show de la Conur es para toda la familia y hemos visto agitando con la banda a todo tipo de públicos: desde público infantil hasta cumpleaños de 70 en diferentes contextos. Siempre se nos recibe muy bien, armando unos bailes hermosos. Es llamativo el caso del público relacionado al circo, que es un ambiente que abrazó al Balkan en su momento de mayor acogida (principios de los 2000).
P: ¿Cuál fue la mejor y la peor experiencia que vivieron como Conurbalkan?
R: Mejores experiencias hubo varias. Podría mencionarse a la gira que hicimos a Córdoba a principios del 2020, nuestra participación en el Mundial de Wakeboard en Zárate en 2019 o cualquiera de las kermesses que armamos para nuestros cumpleaños, en 2019 y 2021.
Por otro lado, no sé si decir la peor, pero sí la experiencia más dura, como para todo el mundo artístico, fue la pandemia. No fue tarea sencilla mantener el grupo, ya que pasamos de ser 14 integrantes a ser la mitad. Afortunadamente el grupo se mantuvo unido y alguna gente que se bajó durante la pandemia, pudo volver a formar parte y fueron sumándose nuevas personas también.
P: ¿Hay proyectos a futuro?
R: A mediados de este año nuestros percusionistas Tomás de la Fuente y Fede Gindelli tuvieron que dar un paso al costado por cuestiones personales de cada uno y hubo que buscar reemplazantes. Fue entonces que tuvimos el privilegio de poder sumar a Estefania Sottile y Malena Rico, vibrafonista y baterista respectivamente, dos grandes personas y grandes músicas que se volvieron rápidamente integrantes fundamentales de la banda y le dieron frescura al repertorio que veníamos haciendo.
Esto hizo que el año sea de transición y consolidación del grupo, por lo que esperamos al 2023 con mucho entusiasmo acerca de las posibilidades. Seguramente se encare la producción de nuevo material audiovisual y una nueva kermesse conurbalkánica a fin de año.